Un concepto tan redondo como el del “pintxo” de la cocina vasca, es el punto de partida que los creadores de La Taberna del Pintxo se marcaron para elaborar una oferta basada en el tapeo, más o menos informal, pero de calidad y con un claro carácter andaluz y mediterráneo.
A este local se acude a disfrutar, a dejarse tentar por los sabrosos caprichos que, si son fríos, encontramos en unas impecables vitrinas situadas sobre la barra, y que nos servimos nosotros mismos. O, si son calientes, el camarero lo ofrece a los clientes según van saliendo de cocina recién hechos, aunque también está la opción de pedir directamente unas raciones. A la hora de pagar, como cada “pintxo” va acompañado de un palillo, los contamos, y nos sale la cuenta según el tipo de palillo. Un detalle más de la complicidad con el cliente.
Con Antonio Morales Cecilla al frente, un auténtico cocinero, en el sentido más noble de la palabra, que además, posee una experiencia que le ha llevado por varios locales españoles, en el restaurante Lido, del Hotel Las Dunas de Estepona, estaba en el equipo que consiguió una Estrella Michelin, pero también a ciudades cosmopolitas como Londres. Algo que se refleja en una mentalidad abierta que le permite abrirse a todo tipo de influencias, muchas de ellas propiciadas por la procedencia de miembros de su propio equipo que, por cierto, da gusto ver la complicidad y buen ambiente que se respira entre ellos. Y recetas como las “samosas” o el uso de la salsa “sambal oelek” son ya parte de su ADN.
Otra característica de este restaurante es la obsesión por la calidad, lo que implica renunciar a ese fácil mundo de la “quinta gama” que, con poco más de un microondas, nos permite ofrecer platos que a veces son resultones pero que normalmente carecen de cualquier atisbo de personalidad. En La Taberna del Pintxo apuestan por el camino más largo, pero que se traduce en platos de verdad. Como sus croquetas, cuando la mayoría de bares utilizan las congeladas, Antonio las hace a mano, a la vieja usanza, sin robot de cocina, lo que les da esa textura suave y cremosa que es tan difícil de encontrar.Pintxos mediterráneos
La “mediterraneización”, o como se diga, de los “pintxos” implica en muchos casos el uso de ingredientes más frescos y ligeros, como el de “guacamole y gambas”, dos productos típicamente malagueños, como el aguacate y la gamba, que se unen para formar uno de los platos estrella del local. También es reseñable la nueva versión de un aperitivo tan popular como el “matrimonio”, es decir, la unión de anchoa y boquerón en vinagre, al que, en este caso, se añade con gran acierto unas tiras de pimiento asado, uno de los platos más típicos de Málaga, y que suelen acompañar una ración de fritura.
Aunque no todos los "pintxos" son objeto de transformación, por lo que encontramos chistorra, con denominación de origen de Navarra, o morcilla de Burgos, y ambas excelentes, en formato similar al que podemos encontrar en el Norte. Por supuesto, el jamón ibérico es otro ingrediente que no falta en varias recetas.
Una de las grandes ventajas del mundo de los “pintxos” es la flexibilidad que ofrece al cocinero para hacer todo tipo de probaturas, y aprovechar la mejor materia prima disponible en el mercado. Raro es el día que no tienen una sugerencia nueva en carta, y por supuesto, es muy recomendable dejarse llevar y disfrutar en compañía, que, al fin y al cabo, esa es la esencia de La Taberna del Pintxo.
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Miguel Cano, 7
Marbella Málaga
España