L’Esculapi

Los orígenes de este negocio familiar se remontan al año 1980 cuando el pajar de una antigua masía se convirtió en un bar de verano con terraza. Coincidiendo con la llegada de la llama olímpica en el antiguo puerto de Empúries en 1992 la zona se transformó completamente. «Aquel hecho nos situó en el mapa», reconoce el propietario del Esculapi, Josep Maria Malé, que aprovechó para transformar el bar en un restaurante cediendo todo el protagonismo al plato que con el tiempo se ha acabado convirtiendo en uno de los buques insignia del local: sus pizzas. Actualmente ofrecen una treintena, algunas de cosecha propia y bien originales como la Salvador Dalí, con crema de parmesano, manzana confitada, mozzarella y butifarra dulce, un producto típico del Empordà que gustaba mucho al genio de Figueres.

Malé destaca también otras elaboraciones de éxito como la bomba burrata, con crema de parmesano, tomate cherry confitado, speck, burrata y rúcula; la pizza de foie o la tartufona, que lleva trufa, mozzarella, champiñones, jamón ibérico, parmesano y rúcula. El jefe de cocina Miguel Espinosa dice que «el secreto está en la masa», una masa fina y tostada por los extremos que elaboran cada día desde el obrador.

Aparte de las pizzas, con el paso del tiempo fueron incorporando a su extensa carta platos de pescado y de carne. Pescados que sirven a la plancha, al horno con patatas y cebolla o al estilo donostiarra con aceite, ajo y guindilla. Una de las elaboraciones marca de la casa es el rape de Roses hecho al horno con patatas, que presentan entero, con cabeza incluida. «Es una muestra de que el producto es fresco», afirma Malé. El gallo de San Pedro, la zarzuela de pescado o una completísima bandeja de marisco (con bogavantes, gambas, cigalas, navajas, almejas, cañadillas y mejillones) son algunas de las propuestas destacadas de la sección de pescado, que procede mayoritariamente de las lonjas de Roses y Palamós.

En el apartado de carnes, entre las especialidades de la casa, destacan la espalda de cordero al horno con patatas, el magret de pato con salsa de frambuesas o el meloso de ternera con salsa de vino tinto, sin olvidar elaboraciones más sencillas como el conejo a la parrilla, la hamburguesa de buey o las chuletas de cordero del Empordà.

En todos los casos se trata de platos muy completos que permiten fácilmente compartir unos entrantes y hacer un plato principal sin temor a quedarse con hambre. Las tapas han sido las últimas incorporaciones del Esculapi y tanto se pueden degustar elaboraciones clásicas como el pulpo a la gallega, las anchoas de la Escala con pan con tomate, los calamares a la romana, los mejillones al vapor o a la marinera como tapas de autor como el cremoso de foie a la gelatina de ratafía, el canelón a la crema de trufa o las alcachofas rebozadas con foie de pato.

La apuesta del local por innovar es constante y a partir del mes de junio incorporarán algunas propuestas de cocina fusión como el ceviche con corvina, chile, lima, cebolla de Figueres, plátano macho o el tártar de atún.

Arroces caldosos, como el de bogavante o langosta, o secos como la paella marinera; pastas frescas como los tagliatelle con vieiras y verduras o los espaguetis al ajo con gambitas y almejas y ensaladas para todos los gustos completan la extensa carta del Esculapi, local bautizado así en homenaje al dios griego de la medicina, una escultura del cual fue hallada en el yacimiento de Empúries en el año 1909.

Para redondear la comida, el restaurante ofrece una selección de postres tradicionales que no pasan de moda como puede ser la crema catalana, el flan o el helado de vainilla con chocolate caliente.

El Esculapi abre de lunes a domingo, de 9 a 23h, con un servicio de cocina ininterrumpido de 12h a 23h.