José Sánchez y Ana López fueron los artífices de Los Marinos José. Él siempre había estado dedicado al mar junto a su padre. Con el tiempo, empezó a vender el pescado que traía y más tarde abrió un chiringuito junto a su hermano. Ambos decidieron tomar rumbos por separado y, entonces José abrió junto a su mujer lo que hoy conocemos como Los Marinos José.
La gran evolución de la cocina, la propuesta gastronómica y el servicio de sala de este establecimiento ha venido con la incorporación al negocio familiar de la siguiente generación. José, Laura, Ani, Pablo y Marcos son ahora el timón del negocio que fundaron sus padres y han convertido a Los Marinos José en un restaurante que dispone de una gran variedad de pescados y mariscos frescos y un servicio de sala impecable. Será por eso que es difícil encontrar mesa sin hacer una reserva previa, que dan una media de cien cubiertos al día y que tienen en su haber dos Soles Repsol, además de otras tantas menciones en guías gastronómicas de prestigio como Conde Nast Traveler o Gourmetour.
Pablo es quien se encarga de la cocina. Es un profesional hecho a sí mismo, autodidacta, con espíritu de superación y que se ha preocupado por aprender de los mejores. Su evolución como cocinero ha ido en paralelo a la definición de su propuesta gastronómica: producto del mar, cocinado poco, potenciando su sabor. En definitiva, producto de primera venido principalmente de la lonja de Fuengirola y de otras partes como Conil, Barbate, Huelva y el Levante o Galicia.
En cuanto a la carta, suelen cambiarla cada día, pues se deben a lo que el mar proporcionar a las lonjas, aunque hay platos que son habituales. También se puede pedir un menú degustación de los platos más representativos por encargo.
En nuestra visita elegimos platos de la carta del día y comenzamos con una piel de pargo seca con lima como aperitivo, para comer con los dedos, al igual que la croqueta de carabinero y pulpo con trufa. Todo esto lo acompañamos de una degustación de aceite de oliva con una selección de panes artesanos a elegir. También pudimos probar sus boquerones en vinagre, las cañaíllas y unas coquinas salteadas, así como los camarones y el sashimi de salmonete espetado, que sirven con la piel sopleteada para sacarle todo el jugo al pescado y apreciar más aún su sabor.
El festín del mar continúa en la carta con productos tan valorados como las ostras, el centollo gallego al señorito, las ortiguillas de mar fritas, las gambas frescas o el bogavante, que sirven con las pinzas en salpicón, la cabeza a la brasa y el cuerpo frito. Por supuesto las cigalas, los carabineros, los salmonetitos, los calamaritos y una buena sopa de mariscos también tienen su lugar.
En el apartado de los pescados grandes también hay una buena selección entre la dorada que sirven a la sal, el rodaballo a la brasa, la lubina, los besugos y los pargos, por decir solo algunos.
Y para el final un buen postre, siempre casero, como una mousse de chocolate, su tocino de cielo, la tarta de limón deconstruida, la de queso payoyo o la de manzana fina con vainilla.
Les preguntamos sobre sus próximos planes y son muy claros: seguir en la misma línea de dar producto y servicio a sus clientes, lo que quiere decir que tendremos la suerte de disfrutar de su carta y de su sala durante mucho tiempo en la playa de Carvajal de Fuengirola, en plena Costa del Sol. Larga vida a la fiesta del mar.
P.º Marítimo Rey de España, 161B, 29640 Fuengirola, Málaga, España
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