“Desde el Cordobés ningún torero ha pasado hambre”. José María ‘Requena’, que así aparecía en los carteles, nunca cumplió con aquel dicho que describía a los novilleros de los años 50 y 60 que rezaba “más cornás da el hambre”. Y desde luego, hambre no pasa el que recala en su restaurante, El Amarre, en plena Plaza mayor de Murcia, un templo de el marisco y el pescado fresco… y muchas cosas más.
Y es que Chema, para amigos y clientes, fue novillero desde el 95 hasta que lo dejó en 2003. Cuando abrió El Amarre, en 2014, lo hizo como pescadería ocupando el local de un restaurante de los de toda la vida, bajo unos amplios soportales. Al final, la propia demanda de los clientes le empujó a convertirlo en restaurante. Un establecimiento dominado por una gran barra repleta de un impresionante surtido de productos del mar y de la huerta de excelente calidad, amén de tentadores cortes de carne. Una barra que da servicio hacia en interior y hacia afuera, a través de una larga ventana que comunica con la extensa terraza ubicada bajo las arcadas del edificio.
Aquí manda, según temporada y existencias, Santa Pola, Denia, Garrucha, Águilas y el Mar Menor, de donde llegan los manjares por excelencia de las costas murcianas: la gamba roja y el langostino. De las huertas de Murcia llegan tomates que parecen joyas perfectas, y de más remotas tierras, las carnes: chuletones, solomillos y entrecots de ternera gallega y vacas viejas de las Highlands. Todos estos productos pasados por la cocina del establecimiento se convierten en los platos más apreciados por los clientes.
“Somos muy clásicos -asegura Chema-; trabajamos el mejor producto lo menos camuflado posible”. Pero de sus cocinas salen también intensos guisos que remiten al recetario tradicional: rabo de toro, manitas de cerdo y carrilleras son como una santísima trinidad que no falta cada día; guisos diarios como marmitako de bonito; un guiso marinero, o un arroz y habichuelas; gazpachos y salmorejos… ‘Come como un capitán, bebe como un marinero’ es el lema que preside la página web del restaurante.
‘El Requena’ guarda como recuerdo de sus tiempos de torero una buena cornada en la ingle y unos cuantos revolcones. “Unos cuantos sustos que solo se quedaron en eso”. Aunque el mayor de todos se lo llevó ya con su restaurante abierto. En octubre del año pasado, un buen día un par de trajeados armarios roperos se presentaron como guardias civiles para sentarse a hablar con él. “Me temí lo peor” En realidad eran miembros de la escolta de la Reina Emérita, Doña Sofía, que había elegido su establecimiento para comer, con motivo de una visita a la ciudad. “Su trato fue fabuloso -recuerda-. Se sentó en la terraza, probó el pulpo (en Murcia se hace al horno), el tomate de temporada con bonito en semisalazón (que repitió), el arroz y verduras y un lenguado con crema holandesa”. Lo que se dice, un real saque. ¿Dónde lo meterá esta mujer? “Esto fue muy importante para nosotros. Aún nos llaman de varios puntos de España para reservar preguntándonos si éste es el restaurante donde comió Doña Sofía”.
Así que ya saben, para comer como los reyes (literalmente), abarloen su barco al muelle, lancen un cabo y amárrenlo en la Plaza Mayor de Murcia.