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Primera línea de viticultura
“Está la fábrica de tapones de corcho más importante de España, existe el museo que rinde homenaje a dicha fábrica y solo nos falta la enoteca que quite la sed de saber más”. Algo así les dijo el Ayuntamiento de Palafrugell, la localidad donde se encuentra el Museo del Corcho, ahora uno de los museos industriales más imponentes de Cataluña, a los tres socios que hay detrás de Cal Ganxó. Àlex, Marc y Xavi, tres profesionales de la restauración y amigos de toda la vida que no dudaron ni un minuto en dar forma y sentido a un concepto de bar de vinos “donde se bebe tan bien como se come”, me dicen casi al unísono.
Y es que no podían dejar escapar la oportunidad de abrir un espacio gastronómico y enoteca ‘museizado’, justo en un lugar donde se pone en valor uno de los elementos más emblemáticos de la viticultura: el tapón de corcho. “Aquí no encontrarás un tapón de rosca o de plástico”, me dice Álex, el sumiller principal de la casa. La decoración dialoga a la perfección con el museo: explicaciones a través de mobiliario hecho a base de corcho, originales taburetes en forma de tapón de cava o el respeto por la decoración modernista original de la casa. El local se divide en dos plantas, una a pie de calle, más informal y enfocada a la fórmula de copa y tapa, y la del subterráneo, con mesas de comedor y el privado. Y es que Cal Ganxó tanto acoge conciertos en la gran terraza, gestiona grandes grupos en la sala privada o monta catas de vino con mesas altas.
Carrer de Pi i Margall, 40
17200 Palafrugell Girona
España
Más allá del vino, platillos de autor
Sus puertas abren de miércoles a domingo de 7 a 12 de la noche, y los domingos se organizan también vermuts musicales con una carta más reducida de platos. Las 140 referencias de vinos lo hacen uno de los pocos lugares de la zona donde la enofilia va de la mano de una buena cocina. Entre la oferta de tapas, se pueden encontrar delicias como un brioche de rabo de toro con queso raclette o unas flores de alcachofa con butifarra del perol y queso tierno. Si sois de los que le echáis huevos al asunto, no os perdáis la tortilla de carbonara. Entre los imprescindibles de la carta de platos, no podéis renunciar al steak tartar, el laminado de gambas de Palamós con piñones o el increíble calamar sobre panceta y guisantes. No hace falta añadir que, como en toda enoteca que se preste, también podréis encontrar tablas de embutidos ibéricos y quesos.
Cal Ganxó dispone de un equipo de camareros que, además de ser cercanos y agradables, cuenta con amplia experiencia y formación sobre vinos. Por eso, no dudéis en dejaros recomendar o, si os gusta saber qué hay detrás de una copa de vino, no os perdáis las cenas con maridaje que programan un par de veces al mes. Otra de las actividades que triunfa es el ‘Wine O’Clock’, una hora donde se unen los vinos de una bodega concreta, un sumiller experto y clientes que quieren probar y comprar. Esta actividad la organizan cada dos jueves y está abierta a todo aquel que quiera descubrir y comprar nuevos vinos, copa en mano.
Un maridaje que triunfa
Sin haber cumplido el año, Cal Ganxó ya ha conseguido volver a dar vida y movimiento a una parte de una fábrica que llegó a tener 1.000 trabajadores. Su concepto de ‘tardeo’ de copas y buena comida ha cuajado en una zona rica en producto y paisajes de postal. Un maridaje ganador que ha sabido combinar el vino del territorio con una cocina tradicional e innovadora. Sin duda, un buen lugar donde descorchar un buen tinto y brindar por la vida.
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