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Amama abrió en el corazón de la parte vieja de San Sebastián, cuando los ecos de la pandemia todavía rondaban por sus calles. Parte de un proyecto grande, el restaurante se ubica en la primera planta del hotel Atari, lo que podría ser el hotel mejor ubicado de la ciudad, con sus vistas a la basílica de Santa María y las sociedades gastronómicas donostiarras más famosas.
Como no podría ser de otra manera, Amama rinde homenaje al espíritu vasco, donostiarra, con una cocina tradicional preparada de la mano de Iñigo Insausti, un cocinero que lleva una década en las cocinas de Gastroleku, el grupo de Atari, y toda la vida detrás de fogones vascos. Con la carta de Amama ha querido volver a dar protagonismo a los platos de toda la vida.
C. Mayor, 18, Piso 1
20003 Donostia Guipúzcoa
España
La carta como oda a la cocina tradicional vasca
“Ceviche hay por todos lados y resulta que no te puedes comer un plato de txipirones en su tinta,” dice Insausti. Sopa de pescado, callos al estilo de la amama, calamares fritos, croquetas — en Amama puedes encontrar las principales y más disfrutadas elaboraciones del recetario vasco, muchos disponibles en formato pintxo y también en media ración. Por otro lado, existen platos con un toque más creativo, como ensalada de gambas con vinagreta de frambuesa o solomillo de cerdo con hummus de boniato. Aquí hay algo para que todo el mundo salga contento.
El menú es una gran opción también para el que quiera comer de forma más contundente y completa. Se elige entrante (últimamente, la decisión es entre huevo de baja temperatura y crema de calabaza), un pescado (filete a la florentina o lomo de merluza asada con lombarda), una carne (como, por ejemplo, cordero asado con puré de manzana y couscous) y después un postre (entre ellos suele estar la torrija famosa del Atari, con su capa crujiente de azúcar caramelizado). Incluye vino y café, y cuesta 42 €.
Escondido en plena parte vieja
El local se encuentra medio escondido en la primera planta del hotel Atari. Se accede por una puerta al lado de la entrada, o bien a través del lobby del hotel. Una vez arriba, es como estar sumergido en una casa tradicional vasca, el salón de la casa rural de la abuela. Cuelgan cuadros con pintorescas escenas pastorales, imágenes de San Sebastián, enmarcado con un estilo muy familiar.
Hasta las vigas del edificio antiguo se han usado como decoración, con pintura brillante que recuerda al Bosque de Oma, una referencia a la costa vasca donde crecía Asier Arriola, uno de los fundadores de Atari y posteriormente del grupo Gastroleku. Como parte del hotel, el restaurante cuenta con una terraza en la última planta donde comensales pueden subir con un digestivo después de comer.
Chef Iñigo Insausti, toda la vida dedicada a la cocina vasca
Iñigo Insausti, nacido en Errenteria, creció inmerso en el mundo culinario gracias a su familia, los Fombellida-Cortázar, propietarios de la prestigioso Panier Fleuri, un local mítico del siglo 20 en la historia de la cocina vasca. Desde temprana edad, se familiarizó con el ambiente de los restaurantes, primero bajo la dirección de su tío Antonio en Errenteria y luego en el negocio familiar en San Juan. Su formación comenzó en el Txoko del Gourmet con Javier Sobron, luego en el Bodegón Alejandro y el Panier Fleuri en Donostia. Tras prácticas en Madrid, trabajó en el Beti Jai y luego tuvo su propio bar. Desde hace una década es jefe de cocina en Atari, y lleva desde su apertura a la cabeza de Amama.
“Me considero de platos de tradición,” dice Insausti, y ojeando la carta que ha creado para Amama, se ve que el hilo conductor es la rica tradición de la cocina vasca. Desde txipirones en su tinta a merluza en salsa verde, van apareciendo platos típicos según la estación. En Amama, la carta cambia tres veces al año, dándole al comensal muchas opciones para disfrutar de platos tradicionales en todas las tem
/ Otros Vasca.
