Santi Olivella, el propietario del Cata 1.81, habla de su negocio con mucha ilusión, una forma poco habitual en quien hace 13 años que regenta un establecimiento: "Queríamos seguir siendo quienes somos, pero también nos apetecía hacer cosas nuevas. No es un equilibrio fácil, pero las ganas de no quedarte estático, el mercado, y nuestros propios gustos evolucionan, así que la carta también lo hace ".
Nos lo explica cuando acaba de estrenarse su propuesta de platillos de Street Food. "Han confluido muchas cosas. Hace unos años que estamos enamorados de platos sencillos como el durum, los hummus, los burritos... y francamente, ¿por qué no alegrarse de que ahora se les reconozca, cuando pueden ser tan buenos si están bien hechos?"
Olivella se resiste a hablar de moda, pero sí dice que "ahora la gente tiene ganas. Son platos que son como son, nada complicados, y quizás no sofisticadísimos, pero hay una enorme diferencia entre una versión bien hecha, con algún punto creativo. Nosotros, claro, optamos por la trabajada ".
En la carta del Cata 1.81 se incorpora, por ejemplo, un Hot Dog hecho de butifarra de perol con vocación de clásico instantáneo, con un panecillo de Viena que imita la forma de los clásicos panecillos de frankfurt. Algunas de las propuestas serán fijas, pero no todas. "Queremos que al menos uno de los platos cambie cada semana. Es nuestra manera de jugar, de mantenernos vivos. Queremos que la carta sea canalla".
Quiere decir esto que el Cata 1.81 renuncia a su fórmula de vinos y platillos? "No. Pero hemos añadido otras cosas", dice Olivella, quien explica que ahora vuelven a abrir los mediodías, un horario que conlleva retos propios. "A esa hora poca gente tiene tiempo de entablarse demasiado rato, ni puede comer demasiado. Nosotros nos hemos inventado un "plato de la abuela" que será el típico guiso, o una sopa, o unos fideos con costilla... como el que tomábamos de plato único de pequeños al mediodía ".
Todos estos cambios no están reñidos con los del resto de la carta, donde continúan platos emblemáticos como los macarrones con chocolate blanco y sobrasada, aunque incorporará este otoño algunas otras novedades.
"Pero a mí –dice Olivella–, lo que me gustaría es, además de tener el Cata 1.81, tener también una furgoneta de comida. Ojalá la regulación cambie pronto y podamos tenerla, porque creo que funcionaría y nos lo pasaríamos bien ". De momento, un pequeño aperitivo en el local.
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