Tras pasar por varios restaurantes con estrella Michelin como Akelarre de Pedro Subijana o El Poblet de Quique Dacosta, Marta Lapiedra y Andreu Reig decidieron emprender su andadura gastronómica en solitario. Ellos tenían ganas de crear, de hacer su propia cocina y dejar volar su imaginación en platos que hasta el momento solo estaban en su cabeza. En cada una de sus creaciones recuerdan la comida de sus respectivas madres, de la tierra, de sus orígenes y de los viajes que han llenado sus mochilas de sabores e influencias. Su principal inspiración es Japón, país al que han viajado varias veces y del que se confiesan enamorados tanto de su cultura como de su gastronomía. De ahí platos como su sashimi a la llama de salmón ahumado y tzotziki y las gyozas de morcilla. Entre sus viajes pendientes está Thailandia, un país que saben que enriquecerá su cocina por su sofisticación y mezcla de potentes sabores.
Sin duda, Marta y Andreu son dos jóvenes valientes, con buenas ideas y muchas ganas de trabajar pero sobre todo con los pies en el suelo. Su trato es cercano y simplemente en su conversación se nota el entusiasmo que ponen en todo lo que hacen. Entusiasmo que luego plasman a la perfección en su pequeña cocina. La carta del restaurante es corta, sin artificios pero con platos destinados a hacer disfrutar al comensal de cada creación que sacan a la mesa como por ejemplo el ceviche de corvina con tartar de aguacate, la papada de mango y vainilla o la ensalada de kale y quinoa.
Para ellos es importante hacer barrio y contribuir a la vida de este. Como ejemplo, se abastecen fundamentalmente en un pequeño negocio hortofrutícola donde los agricultores de la zona venden directamente sus productos. Incluso echan mano del huerto familiar y de alguno de sus productos estrella como las calabazas. Porque producto valenciano y sobre todo de temporada, no falta en Memòria. De hecho su terrina de foie con frutas de temporada es uno de los entrantes estrella en carta.
Las paredes de su pequeño local en el barrio valenciano de Benimaclet reflejan ese espíritu noble y muy vinculado a la tierra. Por eso se pueden leer frases que para ellos son toda una declaración de intenciones y que sirven para explicar el leit motiv de toda su cocina. “Los sabores del corazón”, “Recoge el patrimonio de nuestra tierra y pruébalo” o “La memoria me hace añorar esos platos” son un ejemplo de palabras que van más allá de la letra impresa. Por eso, como buenos valencianos, en su menú diario nunca falta un arroz meloso como el de sepia, gambón y ajos tiernos o el de fesols i naps. Una creación, esta última, tan de la tierra como la naranja, un ingrediente del que se confiesan auténticos fans y con el que dan vida a la lubina cítrica que se incluye en carta.
Con este restaurante han iniciado su andadura en solitario y han cumplido uno de sus sueños como era abrir su propio negocio. Pero este tándem perfecto de cocineros que forman Marta y Andreu tienen todavía mucho camino que recorrer. De hecho, en un futuro cercano se imaginan trabajando en un local más amplio y en una cocina que les permita seguir ofreciendo buen producto, de la tierra pero sin olvidar las influencias internacionales que esperan seguir cargando en su mochila viajera y gastronómica.
Calle del Barón de San Petrillo, 6, izq
46020 Valencia Valencia
España