Signatura

Tenía que pasar. Cuatro hermanos criados al calor del bar familiar en Molina de Segura, una industriosa ciudad murciana cercana a la capital de la Región; cuatro hermanos que se ‘osmotizaron’ con la restauración y la hostelería; cuatro hermanos que estudiaron música en el conservatorio. El caso es que, con el pasar de los años, los Martínez Navarro -Juanjo (saxo), María Dolores, (flauta travesera) y Pedro y Ascensión (clarinetes)- lo mismo podrían haber creado un cuarteto de cámara que un restaurante. Al final, se decantaron por Signatura, un establecimiento en el que a una cuidada cocina contemporánea suman actuaciones musicales en directo y coctelería  y que, desde su apertura, hace cinco años, ha ido como un tiro, incluso a pesar de la pandemia. “Al final, todos teníamos la experiencia de la música y quisimos plasmarlo en este proyecto”, aclara Juanjo.

Si poco puede interesar a un comensal que se acerca a sus puertas su competencia ante una partitura, pronto advertirá, sin embargo, el gran nivel de la atención en la sala. Entre los cuatro llevan años acaparando premios regionales y nacionales relacionados con el mundo de la restauración: camarero del año, mejor barista, mejor sumiller, premios de cocina y sala…

A partir del aprendizaje que acumularon en el Peyma -el típico bar de almuerzos de sus padres, dedicado a cubrir las necesidades de las distintas urbanizaciones que se estaban levantando en los alrededores hace 20 años- al que dieron un giro y donde ‘gastronomizaron’ su oferta, dotaron a Signatura de una cocina basada en las recetas tradicionales elaboradas con un producto intachable y pasadas por el tamiz de  una creatividad contenida. Todo ello en un acogedor local, divertido y flexible que se transforma según las horas. En su carta -amplia, variada, bien organizada, con toques asiáticos repartidos especialmente entre los entrantes y aperitivos- nos podemos encontrar con un melosísimo guiso de trigo (característico de la cocina tradicional murciana) con manitas deshuesadas y gambas; un steak tartar aromatizado con palo cortado; una tosta de caballa ahumada con salmorejo y manzana verde, o un cochinillo a baja temperatura. Más viajeras son las propuestas de una ostra Guillardó a la brasa y tempurizada, unos raviolis de pato con foie, pasas y mostaza, o una brioche de meloso de ternera con mayonesa de almendra. Y los toques asiáticos se dejan ver en el ssam de atún en escabeche con verduras a baja temperatura y salsa kimchi o en la ensalada de algas con salmón marinado y vinagreta de cítricos. Por supuesto, pescados frescos y carnes premium completan, junto con un capítulo de postres caseros, con ocho referencias, las credenciales la cocina de Signature. La potente carta de vinos y un excelente servicio son también señas de identidad de su propuesta gastronómica.

Hasta la pandemia, el local se transformaba completamente al terminar el servicio. En ese momento entraba en juego el escenario, se apartaban las mesas y se abría la barra coctelera. De momento las restricciones imponen límites a esta otra cara de Signatura, aunque Juanjo aclara: “El tardeo -un invento murciano exportado después a la comunidad valenciana y de ahí al resto del país- nos ha salvado muchas veces ante las restricciones por el Covid-19”.

Con capacidad para 100 personas, Signatura es un peculiar establecimiento que aúna una oferta divertida y de ocio con una excelente bodega, una atractiva cocina, un intachable servicio de sala y unos precios muy razonables.