En 2001, Ricard Cors convertía una antigua fábrica de muebles en el bar La Presó, bautizado así por los rejas que protegían las ventanas de la nave y también porque intuía que se pasaría muchas y muchas horas como así ha sido. "No me voy siempre que quiero", bromea el fundador de este negocio familiar con diversas alusiones carceleras. Pascual, la figura de un presidiario hecho de papel maché, ocupa estratégicamente el centro del local y varios platos de la carta como el «condenado carnívoro», un bocadillo con carne de cerdo o pollo, bacon, queso, cebolla caramelizada y lechuga ; el «condenado vegetal», hecho con atún, queso brie y tomate; la «lima del preso», el popular bikini, elaborado con una base crujiente o «la revuelta del preso», un plato combinado a base de judías, huevo y butifarra intentan transportar al cliente a este ambiente presidiario.
Cocina al margen, La Presó se ha convertido desde sus orígenes en un espacio más de difusión cultural de La Cellera de Ter, un pueblo de la comarca de La Selva de unos 2.000 bautizado en más de una ocasión como la «pequeña Liverpool» por la gran cantidad de grupos musicales que se han gestado. Conciertos, magia, monólogos, títeres, bailes para la tercera edad... ocupan las tardes de los fines de semana de un local que tiene un amplio horario: De lunes a jueves de 7.30h a medianoche y viernes y sábado hasta las 3 de la madrugada. La Presó es bar/cafetería por la mañana; restaurante a la hora de comer, taberna por la tarde y pub por las noches y fines de semana.
Para reforzar su carácter presidiario, sus propietarios preparan un cambio en la decoración. «Queremos dar más carácter y personalidad al local y ambientarlo aún más en una prisión", explica Toni Clapés, mano derecha de Ricard Cors y director general del establecimiento. Antes de que acabe el año también quieren renovar la carta incorporando algunas tapas nuevas, más elaboradas, y dotar a los platos de una estética diferente. Entre las propuestas de la carta actual, destacan las clásicas patatas bravas, naturales, hechas en casa; los chipirones a la andaluza; los calamares con salsa de la abuela, elaborados con un potente y delicioso sofrito que ha hervido durante más de dos horas; un amplio surtido de croquetas (rustido, gorgonzola con nueces o foie con manzana caramelizada…). Ensaladas, bocadillos fríos y calientes; hamburguesas o platos combinados salen de los fogones de la pequeña cocina de un local que en La Cellera es más que un bar convirtiéndose en un destacado foco cultural.
Los propietarios llevan la música en las venas. El fundador, Ricard Cors es cantautor y ha formado parte de varios grupos musicales como Noves Arrels, El Tren de Olot y ahora Xec en Blanc, formación que tiene un amplio repertorio de canciones bailables propias y de grandes clásicos adaptados. Al menos una vez al mes suenan en la sala de los Juzgados, la más versátil de La Presó, en la que también se hacen fiestas privadas, cenas de grupos o espectáculos más acústicos como los que han ofrecido a lo largo de la historia del establecimiento artistas como Marc Parrot, Cris Juanico, Jofre Bardagí, Pau Riba o Bruno Oro, entre muchos otros.
Su hijo Carles, responsable de marketing y de la programación musical del local, es el intérprete del grupo Le Croupier y fue director de la Escuela de Música de La Cellera. Con esta alta sensibilidad musical no es extraño que La Presó se haya convertido en un auténtico escaparate musical. Un escaparate que alimenta el cuerpo y el espíritu.
Passeig de L’Estació 16
17165 La Cellera de Ter Girona
España