Heart Ibiza

La capacidad de metamorfosearse de los hermanos Adrià es legendaria. Así que cuando se anunció que a principios de veranos comenzaban un proyecto nuevo junto al Cirque du Soleil en el Ibiza Gran Hotel, la propuesta parecía dotada de una lógica interna indiscutible. Porque la isla es el refugio estival de paladares caros y, a menudo, aburridos, así que estimular las papilas gustativas de un cliente frecuentemente ya sobreestimulado no era sencillo. Para ello, los cocineros han optado por proponer una oferta divertida que recoge algunas de sus señas de identidad y gana otras nuevas.

Hay dos restaurantes. El primero de ellos, de corte más informal, está en la terraza del establecimiento y se llama –sorpresa- Terrace. “Queríamos que fuera un Eurodisney para adultos –cuenta Rafa Zafra, chef ejecutivo de Heart– y que el producto fuera fresco y estacional”.

Por toda la terraza, tenderetes, roulottes y chiringuitos de comida “callejera” de todo el mundo ofrecen sus mercancías a los clientes. Entrecomillamos “callejera” es porque nos gustaría que en todas las calles hubiera food trucks con gofres de albahaca y parmesano, ostras, o sushi, que se combinan con otros clásicos más estándares como los tacos, el jamón o la tortilla de patatas.

Se trata de un concepto muy querido por los hermanos Adrià, que ya impregnó la idea inicial de Tickets. La idea es que el comensal adquiera 16 fichas al precio de 80 € y salga bien comido (además de la oferta de pago, todo el tiempo pasan carritos ofreciendo degustaciones de platos “fuera de carta”), mientras se relaja con alguna de las actuaciones.

Una noche cualquiera, se podía escuchar a un grupo interpretando un tema clásico de la música árabe, Lamma Bada, mientras caía el sol y a unas modelos les pintaban el cuerpo. La gente deambulaba de puestecito en puestecito o se sentaba a escuchar la actuación relajadamente, disfrutando de la conversación y del ambiente.

Éste es algo distinto en el club del hotel, donde el restaurante se llama Supper. “Es más sofisticada, hay más laboratorio” cuenta Zafra. No se ha creado un menú degustación al uso, sino que la carta se divide en varios “mundos” o recorridos por diversas gastronomías que remiten a los universos de las restaurantes de los Adrià, desde Perú hasta Japón y Asia, pasando por un universo específico de postres y con la incorporación de un universo de platos veganos.

“Nos dimos cuenta de que muchas personas nos los pedían en la isla, y que verdaderamente nos estimulaba creativamente tener que buscar cosas para sorprender.” No faltan tampoco algunos iconos de la cocina de los hermanos Adrià, como las aceitunas esferificadas o un enorme airbag de pan con lomo.

La inmensa mayoría de los platos están pensados para compartirse en la mesa, aunque algunos de ellos, como las ostras, no querrías compartirlos con nadie. Mientras, en el escenario pero también entre los comensales, danza, proyecciones de videoarte, una magnífica cantante de funky y sorpresas mil amenizan la velada sin conseguir, sin embargo, robarle el protagonismo a una comida que, más allá de fuegos artificiales,  llega al corazón.