Tras algún tiempo sin actividad, vuelve la restauración al Club Náutico de Mahón. Aqua Marítim se crea en la primavera de 2021,120 años después del nacimiento de su hospedador, el club marinero más longevo de Baleares. Aqua Marítim abre sus puertas con la vocación de convertirse en un punto de reunión social, tanto para aficionados a la gastronomía locales como visitantes. Presenta un espacio abierto, luminoso y colorido; un entorno dinámico y envolvente que realza la luz diurna y es acogedor de noche.
Vistas al mar, producto local para compartir
Sus vistas son probablemente las mejores de toda la rada menorquina, con panorámica directa a la Isla del Rey y la bocana del puerto de Mahón. Se concibe el comedor como un lugar espacioso con mesas separadas. En mi visita se combinaban diferentes públicos, desde familias socias del club náutico a parejas en celebración romántica y grupos de amigos compartiendo buenos bocados, vinos, sonrisas y anécdotas.
La línea de trabajo de cocina se plantea desde un triple prisma. Por un lado, las preparaciones y recetas con marcado tinte marinero, incluyendo pescados y mariscos. Por otro, las recetas concebidas para compartir entre los comensales, donde el sabor y los guiños creativos son seña de identidad. Por último, la apuesta por el producto local, que puebla las diferentes referencias que aparecen en carta. El grupo que gestiona el restaurante tiene origen valenciano, lo que se evidencia en media docena de arroces bien concebidos y ejecutados.
Comenzábamos hace unos días, acompañando una Estrella Damm fresca y bien tirada, con el tartar de atún rojo con endibia tostada y holandesa en frío, un fabuloso plato de contrastes. Seguíamos con el pulpo con patata crujiente, parmentier de chirivía y pimentón ahumado, con puntos y sabores bien marcados. Son también recomendables el carpaccio de tomate de la tierra, cebolleta torrada, pescado marinado y berros, o el steak tartar de vermella menorquina, con mostaza inglesa, su aliño y tostas. No duden en comenzar con un croquetón de rabo de vacuno menorquín o con los mejillones de mahón a la marinera con hinojo.
Pescados y arroces como seña de identidad
Los amantes del pescado tienen varas sugerentes opciones, entre las que se hallan la sabrosa lubina con crema de pimientos del piquillo confitados y ortigas de mar a la andaluza, el acertado gallo de San Pedro con risotto de remolachas y espárragos o el irreprochable rodaballo frito con patata panadera, emulsión de ñoras y mahonesa de ajo. Los que deseen un bocado más hedonista podrán optar por el bogavante con huevos fritos y patata panadera.
Como les comentaba al principio, el cereal es tratado aquí con solemnidad y oficio valenciano. Componen la carta versiones tradicionales como el arroz del senyoret (sepia, gamba y pescado), el de bogavante y el negro de sepia con almejas. Tienen predicamento entre los parroquianos los arroces mar y montaña: el de pollo de corral con gamba roja y espárragos o el seco de pulpo con romesco y cebolleta. Para los que opten por opciones más contundentes se presentan suculentos el de secreto ibérico, setas y foie o el de pato con verduritas y alioli de manzana asada.
Dejen lugar para el postre, donde el cocinero sorprende con combinaciones de ingredientes frescos como el brossat, jugo de fresones y espuma de miel de romero, la panna cotta de fruta de la pasión, tierra de algarroba y helado de carquiñols o nuestra tatín con helado de canela y habas de cacao tostadas. La carta de vinos está trufada de referencias blancas y tintas de las diferentes regiones españolas. El servicio de sala es cuidadoso, discreto y muy atento con el visitante. En definitiva, la apertura de Aqua Marítim supone una gran noticia para los aficionados menorquines y forasteros que busquen una cocina de alma marinera.
Texto: Borja Matoses