Los orígenes
Hace ya casi una década que la idea de un restaurante diferente, que diese la importancia que se merece al producto del mar de Galicia desde una perspectiva diferente, comenzó a tomar forma de la mano del tándem formado por Paco Teira y los hermanos Carlos y Rubén Brión.
El proyecto se materializó en Corrubedo, el pequeño puerto entre las rías de Arousa y la de Muros–Noia en el que los tres tienen sus orígenes. Una antigua fábrica de salazón se convirtió, de su mano, en un espacio pionero que albergaba restaurante, cafetería y terraza. Y junto a ellos, además, una zona de pescadería, una cetárea de pescados y mariscos y una zona de producción.
La vieja fábrica se convirtió en uno de los restaurantes con más encanto de la zona y Benboa en uno de los nombres de referencia en la restauración de Galicia.
El salto a Santiago de Compostela
Hace poco más de un año, el equipo de Benboa decidió dar el salto a Santiago, la capital de Galicia, para ofrecer los mejores pescados y mariscos de su zona en el corazón del casco histórico y a un paso de los últimos metros del camino de Santiago.
El tiempo ha demostrado que la decisión fue acertada. El Benboa compostelano no solo está ya plenamente consolidado, sino que ha sido el primer paso de una expansión que continuará próximamente con la apertura de un pequeño espacio en A Coruña.
El lugar elegido fue el local de una antigua perfumería, el bajo de una casona decimonónica en las Cinco Rúas. Es el punto donde se unen algunas de las principales calles del casco histórico, a un paso de la catedral, del mercado de abastos, de la facultad de historia y de las calles por las que los peregrinos recorren los últimos metros de su camino.
Si en el local de Corrubedo se rinde homenaje a la cultura marinera a través de antigua maquinaria recuperada, el Benboa de Santiago conserva parte de las estanterías y expositores del antiguo negocio. Las paredes y el suelo de piedra van acompañando al comensal en una sucesión de salas: una gran barra en la zona de acceso y otra en la que las mesas se disponen frente a los viveros que conservan el marisco en perfectas condiciones. Al fondo, dos comedores a través de los que se accede a la terraza.
A pesar de no llevar demasiado tiempo abierto, el restaurante desprende todo el poso y la calidez de los años. Es un ambiente genuinamente compostelano, con el granito como elemento principal y la madera aportando carácter acogedor aquí y allá.
La sala de acceso está siempre animada. Santiagueses y turistas se encuentran aquí para charlar, tomar un vino, compartir unas raciones o, simplemente, practicar eso tan local que es compostelanear: dejar pasar el tiempo, sin prisas, asomándose a la vida de la ciudad a través de los ventanales, encontrándose con conocidos y disfrutando del ritmo pausado de la ciudad vieja.
Hacia el fondo, en la siguiente sala, sobre los viveros de marisco, una serie de cartelones anuncian la oferta del día. Más atrás, otra sala, con mesas altas y la zona de brasas a la vista, da paso a un último comedor, de ambiente menos bullicioso, perfecto para una comida más tranquila.
La carta
El fuerte de Benboa son los pescados y mariscos de las Rías Baixas. La mayoría de ellos llegan de Ribeira, una de las principales lonjas de bajura de España, apenas a 5 kilómetros de su restaurante original.
Las elaboraciones son sencillas. Cuando el producto es bueno, lo mejor que se puede hacer es saber acompañarlo con discreción, aportando la pincelada justa que lo enriquezca sin restarle protagonismo. Y eso es algo que el equipo de cocina ha sabido entender a la perfección.
Mejillones, con una vinagreta criolla o abiertos a la parrilla y servidos con un toque de curry rojo. Zamburiñas con un aliño thai, almejas en salsa verde de algas o navajas a la plancha con aceite de ajo y cítricos. Son algunos de los entrantes que evidencian por dónde van las líneas maestras de la carta: producto local y pequeños toques que aporten un matiz diferente.
Entre estos bocados ligeros, pensados para compartir, llaman la atención los ahumados, que ellos mismos elaboran en Corrubedo: salmón, lubina, jurel o caballa, según el día, que se ahúman en frío y que en ocasiones se complementan con ahumados en caliente que sirven también de base para rilletes y patés marinos.
Los platos principales siguen una línea similar. El ceviche de corvina pone de manifiesto el origen peruano de uno de los cocineros, del mismo modo que lo hace la causa limeña que acompaña a algunos de los platos. La fritura de chipirones se ofrece acompañada por una mayonesa de su tinta y kimchi y el arroz negro de chocos se presenta con un adictivo alioli de alga codium.
La tradición
La cocina marinera tradicional, sin embargo, está también muy presente en la oferta de Benboa. Pulpo á feira, empanadas, mariscos cocidos que van cambiando en función de la temporada y entre los que las centollas, las nécoras o los percebes son los reyes. Y, por supuesto, los pescados del día, que se elaboran a la parrilla o al horno.
Los amantes de la carne tienen también su espacio en la carta de este restaurante que hace especial hincapié en el producto gallego. La hamburguesa Benboa de vaca gallega, queso de Tetilla y pan de horno de leña es, sin duda, una de sus referencias más demandadas.
Junto a ella, destaca el interesante bocata de churrasco de cerdo del país con boniato asado, rúcula y el toque ahumado del queso San Simón da Costa, la costilla de vaca barbacoa con patatas o el chuletón de vaca gallega a la parrilla, que se sirve acompañado de patatas y de pimientos confitados.
El capítulo dulce
Los postres rinden también, a su manera, homenaje al producto local y a la tradición. Las cañitas de la abuela son una de las sobremesas gallegas más populares y aquí se rellenan de crema pastelera o de chocolate. El flan se elabora con huevos de Galo Celta, una pequeña explotación de carácter artesanal cercana a Santiago, y la tarta de queso al horno es uno de esos sabores de la memoria que los gallegos tenemos grabados en nuestro imaginario.
Las fresas confitadas con crema de queso y crumble de coco o la tarta tatin con helado de vainilla son algunas de las propuestas que redondean la oferta más golosa del local.
Benboa es, en definitiva, un buen lugar para quien visita Galicia por primera vez y quiere disfrutar de algunos de los iconos de su gastronomía tradicional mientras se sumerge en el ambiente.
Pero es también el lugar perfecto para encontrarse con amigos, para recuperar aquella vieja tradición de tomarse un vino en la barra y acompañarlo de una nécora o para una comida más relajada, en la que clásicos de la casa y sugerencias del día, que se recogen en las pizarras distribuidas por las distintas salas, se den la mano.
No es fácil encontrar restaurantes en los que turistas y locales se encuentren. Y eso es lo que Benboa ha conseguido con su propuesta de producto marinero, local y de temporada y una oferta que se adapta tanto al tapeo más informal como a una comida más pausada. El lugar perfecto para tomarle el pulso gastronómico al corazón de Galicia.