Cafè de l'Arquitecte
Cuando uno entra en el Cafè de l'Arquitecte siente que ha entrado en el salón acogedor y especial de un gran arquitecto, símbolo del Modernismo de Barcelona. Situado en la planta baja del hotel boutique Casa Sagnier, este bar, restaurante y coctelería rinde homenaje a una gran figura que vivió entre estas paredes, Enric Sagnier i Villavecchia. En 1892 construyó este imponente edificio y en él se instaló junto a su familia, además de ubicar su despacho de arquitectura en el piso principal.
Ubicado en la Rambla de Catalunya y con ventanales que dan al tranquilo y exclusivo Pasaje de la Concepció, en sus paredes vemos instantáneas de otro tiempo, con señoras tomando un refresco con pamela o jugando al tenis con larguísimas faldas; con señores fumando un puro o conduciendo un automóvil de época. Son las fotografías reales de la familia Sagnier, puesto que los propietarios del hotel, la familia Pérez-Sala, son amigos del nieto del arquitecto, así que todo queda en casa.
Se ha conservado parte de los elementos de época, con su hogareña chimenea, una impresionante biblioteca o el busto del arquitecto en la sala interior, pero se ha confiado en la restauración y el criterio del prestigioso estudio de arquitectura Turull-Sorensen, con la colaboración del estudio Elefante, para darle este toque de modernidad sin perder ni un ápice de su carácter. Así, en el bar encontramos grandes ventanales que comunican con el pasaje, confortables sofás combinados con taburetes de madera aquí y allí y mesas redondas que recuerdan a los bares de antaño. El Cafè de l'Arquitecte tiene otro tesoro: la gran terraza en plena Rambla de Catalunya.
La carta
En el Cafè de l'Arquitecte uno puede optar por picar algo rápido en el bar o por degustar algunas de sus carnes o arroces, que ya tienen adeptos. La tortilla de patatas la cocinan al momento pero la que hay que probar sí o sí es una de las especialidades de la cocina: la tortilla abierta de sobrasada ibérica y queso de Maó.
Entre los entrantes descubrimos ostras de Marennes-Oléron; anchoa del Cantábrico; su delicioso boquerón marinado con tomate, lima, picada de pipas de calabaza y almendra; o la cecina de buey de León; auténticos bocados gourmet. Croquetas caseras y ensaladas y cremas de temporada completan este apartado. Se puede optar también por una informal hamburguesa o un sándwich de roast beef.
Para los carnívoros, el Cafè de l'Arquitecte puede seu paraíso, con producto de proximidad y de altísima calidad: steak tartar o carpaccio de solomillo; la presa ibérica a la parrilla, con chutney de pera e higo encurtido, acompañado de su jugo; el solomillo de ternera a la parrilla con mini verduritas del huerto y su jugo o la paletilla de cordero deshuesada a baja temperatura con crema de zanahoria tostada y su salsa.
Entre los pescados, muy recomendable el lomo de lubina asada a la parrilla, puré de coliflor ahumada y picada de oliva verde y frutos secos, o el rodaballo salvaje, con parmentier de céleri y setas de temporada. Los arroces son otro de los reclamos del local, que cuentan con fans de la clientela barcelonesa y turística. Van cambiando según temporada pero el de sepia y pescado de roca se mantiene debido a su éxito.
La carta termina con postres caseros. La crema de cardamomo, helado de yogur, jengibre confitado, maracuyá y menta es uno de sus mayores aciertos, junto a su especial versión del tiramisú, con helado de café. Para los más heladeros, imperdibles los helados artesanales del italiano DelaCrem.
Productos de proximidad y de temporada, una carta pensada para compartir o bien para degustar una buena carne o arroz, y su magnífica ubicación, hacen de este acogedor café uno de los aciertos de la concurrida Rambla de Catalunya de Barcelona.
Fotos: Flaminia Pelazzi
Passatge de la Concepció, 17
Barcelona Barcelona
España