La Costa Brava está llena de lugares magníficos, de rincones encantadores, de atalayas con vistas privilegiadas, de edificaciones medievales que todavía se conservan como testigos de nuestra historia… Pero hay un puñado de lugares que reúnen en sí mismos todas las condiciones mencionadas para convertirse en espacios sublimes.
Sin duda, El Jardí de Can Marc es uno de ellos. Para quienes aún no lo conocen, una breve descripción, pese a que las palabras difícilmente pueden abarcar toda la belleza que nos rodea cuando lo visitamos.
Un espléndido jardín desde el que vemos de cerca el castillo medieval de la Villa de Begur, con su historia milenaria. Si levantamos la vista hacia la izquierda, divisamos las cumbres del Pirineo mientras que si la dirigimos abajo, la inmensidad azul del Mediterráneo nos relaja y nos habla de siglos de nuestra cultura. A todo esto le añadimos una espectacular puesta de sol y ya nos queda poca cosa más que desear. Pero la experiencia aún puede redondearse, podemos añadir también la guinda del pastel. Ambiente relajado, música chill-out y platillos con gastronomía de autor.
Can Marc deja atrás su pasado de restaurante y discoteca y reabre este 2014 con un cambio total de formato y de propuesta, con el objetivo de convertirse en el jardín emblemático de los anocheceres de verano en la Costa Brava.
La masía, con más de dos siglos de historia, de la cual los propietarios han sabido mantener intactas la belleza del entorno y de las vistas, acoge ahora un espacio en el que sentirse como en casa mientras contemplamos uno de los panoramas más bonitos de nuestra costa, la tarde va dejando paso al atardecer y las estrellas adornan el cielo nocturno.
El jefe de cocina del Jardí de Can Marc es Isaac Grivé, quien ahora prepara deliciosos platos en pequeño formato a los que han bautizado como “Tastets”, pensados para compartir, para pedir unos cuántos distintos y comentarlos con los amigos o la pareja.
A la pregunta de cómo nacen estas pequeñas golosinas, nos explica: “Es un trabajo del día a día, de ir pensando en cómo innovar, de jugar con los gustos y los colores. También me inspira mucho el paisaje que nos rodea”.
Como resultado de esta inspiración nacen “tastets” de autor como el tartar de ternera eléctrico, condimentado con flores de Sichuan (sobre estas líneas), planta originaria de Brasil y Perú que, en el paladar, nos producen una sensación como de hormigueo.
También vieira con panceta cocinada a baja temperatura con caviar de salmón y crema de calabaza (en la imagen superior), pulpo con espuma de allioli y chimi-churri frío o ceviche con espuma de coco (en la imagen inferior).
La filosofía que impregna la cocina del Jardí de Can Marc es la de “recuperar gustos que se han perdido, desde un buen sofrito hasta una trufa”.
Una cocina que nos recuerda la cocina de casa, la de toda la vida, pero con un toque innovador, internacional. Sólo hay que probar las croquetas de huevo frito, trufa y foie (sobre estas líneas) para reencontrar un sabor de siempre con una nueva sutileza. Y si para acabar el cuerpo nos pide algo dulce, los espléndidos postres de pastelería tradicional son creación de Anna Mata Cortada, del Espai Sucre BCN.
Si este verano vais por la Costa Brava y no estáis muy lejos de Begur, no os lo penséis dos veces. Un atardecer o una noche en el Jardí de Can Marc es un festival de los sentidos. No querréis que el verano se acabe para tener un pretexto que os permita volver.