Hermanos Pollo
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El primer día que conocí a los cocineros Alvaro Castellanos e Ivan Morales pensé que eran hermanos. Esa sonrisa, esa barba cuidada y una mirada siempre atenta por parte de los dos, me quiso decir que así era. No fui el único en equivocarse. Ellos, con guasa y sentido del humor, han decidido llamar a su take away Hermanos Pollo, en alusión a ese feliz malentendido. Sirva esta anécdota como entrante de uno de los deliverys más potentes del universo culinario madrileño, lo que no es decir poco.
En estos meses de pandemia se han desarrollado innumerables propuestas con el concepto delivery y take away por bandera. Sin embargo, no son muchas las que después de un largo trabajo han conseguido ofrecer un servicio de diez. “Empezamos con los mismos mimbres que los de una startup”, comenta Nacho Adorna, CEO de Grupo Arzábal, que acoge las alternativas gastronómicas Hermanos Pollo, Kirikata, KA, Madrí y, como no, la moderna tasca del barrio de Ibiza donde empezó todo: Arzábal. “Teníamos claro que si había que ofrecer algo, primero debíamos comprobar que podía viajar bien. Luego ya vino lo de diferenciarnos de nuestros competidores y dar un producto de calidad”, continúa explicando.
Calle de Modesto Lafuente, 61
Madrid Madrid
España
Aves jugosas y diferentes
De esta manera, Hermanos Pollo cumple con tres de las máximas que han hecho conocido al grupo: producto y mercado, combinado con unos sabores caseros y de antaño que no tienen competencia. Aquí llevándolo a un nivel superior, al dejarse seducir por el pollo asado, una de las bases de nuestra cocina más castiza, aquella ligada a los asadores de los domingos. Afrancesando —por la ingente cultura en volateria que hay al otro lado de los Pirineos—, en algunos casos, el concepto inicial. Y, voila, ante nosotros tenemos poulet dimanche (el legendario pollo asado francés, que también recuerda al que preparaban nuestras abuelas cuando era un producto de lujo), pollo tomatero de corral, pintada asada (de casi kilo y medio) y codorniz escabechada. Ellos, además, primero confitan el ave, para que no pierda jugosidad, luego lo pasan por la brasa y terminan sellándolo por fuera, para que quede con esa costra dorada tan característica. Una combinación ganadora, a la que se añade el jugo reducido de la propia ave, que viene en un recipiente independiente.
Ahora que ya sabemos las diferentes opciones volátiles, podemos acompañarlo de variadas e interesantes opciones culinarias: su untuosa ensaladilla rusa con camarones, el salmorejo con un leve toque picante, las croquetas de pollo de corral —melosas, sin ser líquidas—, el escalope XXL de pollo crujiente. A lo que también hay que añadir las guarniciones propias de cada pollo: puré de patata y trufa, salsas con un toque diferente (chimichurri, cajun, mahonesa y lima), patatas fritas grandes y cuadradas...
Ultramarinos: Todo en uno
Y, si se quiere, se puede recoger todo en el cuartel general que tienen instalado en Ríos Rosas: Hermanos Pollo “Ultramarinos” (Modesto Lafuente, 61). Un local que recoge el legado de los míticos colmados que había en cada barrio, donde la despensa y la oferta de laterío, chacinas y producto gourmet es la base. El disfrute es máximo cuando, además, se puede comprobar que las otras opciones de comida a domicilio del pequeño emporio están disponibles: Kirikata (su apuesta por el recetario oriental más premium), KA By Arzábal (el japonés más accesible y cuidado del grupo), Madrí (su versión del cocido viajero) y Arzábal (el taberneo más disfrutón y sin reglas). “Hemos querido que cada marca funcionara como un restaurante nuevo. Moviéndonos en un nivel muy emprendedor”, concluye Adorna. Este verano ya tenemos, por fin, una opción si queremos darnos un homenaje con los amigos o, simplemente, no cocinar y que los profesionales lo hagan por nosotros.
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