El gastrobar, situado en el centro de Granollers, ofrece una amplia y original propuesta de platos para compartir
Cocina de Can Gallina: tradicional, con un local original
Flores silvestres, mazorcas de maíz, huevos de codorniz, un techo con barricas de madera y una cuidada decoración en la que destacan los colores cálidos ambientan Can Gallina, un exquisito gastrobar situado en el centro de Granollers (Barcelona). El restaurante, que abrió sus puertas en septiembre del año pasado, ofrece tapas y platillos de autor para compartir, elaborados con productos locales y de proximidad. Una cocina casera para disfrutar en un local con originales baldosas, carteles artesanos y referencias a su esencia rural.
En su carta tienen cabida desde propuestas clásicas como las patatas bravas, la ensaladilla rusa, las raciones de queso y jamón ibérico, los boquerones, los buñuelos de bacalao o los calamares a la andaluza hasta opciones más innovadoras y originales, como la bomba de rabo de toro con chispa picante, las pork ribs lacadas en salsa barbacoa, el tartar de atún, caviar y yema de huevo, el mollete de costilla ahumada o un lobster roll. Incluso las tapas clásicas esconden alguna singularidad, ya que el gastrobar fusiona propuestas convencionales con opciones sofisticadas.
Plaça Catalunya, 1
08401 Granollers Barcelona
España
Algo bien refrescante
Buen ejemplo de ello son las incorporaciones a la carta de verano, que acaban de estrenar. Opciones originales, muy visuales y refrescantes, que deleitarán a todos los comensales. Cada plato se sirve en un recipiente distinto de una vajilla de porcelana y vidrio comprada para la ocasión. Piezas especiales y genuinas para tapas que también lo son.
Mar y Gilda es una de sus aclamadas novedades. "Hemos versionado la típica Gilda de los bares, convirtiéndola en un plato marítimo a base de pulpo, percebe, gamba roja de Palamós, puerro confitado, jalapeño, oliva, boquerón en vinagre y tomate seco", detalla Carlos Quesada, chef de Can Gallina. Un plato muy visual que sirven en mesa con un caldo casero a base de piparras y olivas verdes. Otra de sus vistosas creaciones veraniegas es el ceviche, escondido bajo una tapa con chips de boniato. Cuando la levantas, te llega un agradable aroma y te encuentras con un ceviche, a base de corvina y leche de tigre, aliñado con lima, jengibre y leche de coco, y acompañado de cebolla roja, varios tipos de maíz, boniato asado y cilantro.
El hummus de remolacha en texturas es otra de las gratas sorpresas de la nueva carta de Can Gallina. "Fusionamos un hummus de remolacha con garbanzo y taína con un tartar de remolacha cocida con sésamo, chalota y remolacha cruda y encurtida en lima", detalla Quesada, que también incorpora trocitos de pistacho, menta y un granizado de menta, manzana, lima y jengibre a esta propuesta fresca, suave y vegana. En clave healthy han creado tomate kilómetro cero, un platillo con gelée de gazpacho, dos variedades de tomates, pepino, cebolleta y caballa marinada y aderezada con Pedro Ximénez.
Los postres sorprenden tanto (o más) como los platos que les preceden. Para combatir las altas temperaturas de la manera más deliciosa han elaborado su particular lemon pie, bautizado como nube limonera. Una vistosa creación a base de crema de limón, toffee, albahaca, mora, arándano y una nube de algodón de feria, adornada con coloridas flores comestibles, hojas de albahaca y minimerengues, que le dan un toque crujiente. Otra propuesta refrescante y veraniega son los minimagnums de té matcha, elaborados con una mousse de té matcha y chocolate blanco y rellenos de yuzu, jengibre y lima.
A esta sofisticada propuesta se unen los arroces fuera de carta, que preparan los jueves y elaboran con pescado y marisco de calidad, como el arroz de bogavante seco o caldoso y el de sepietas y calamares. En carta también tienen platos muy elaborados de mar y montaña, como el tataki de solomillo de ternera, el pulpo a la brasa con tocino ibérico y parmentier de ají amarillo, el magret al estilo Pekín o la dorada adobada.
Can Gallina: un reservado con bodega a la vista
Propuestas para todos los gustos que se pueden disfrutar en una amplia terraza o dentro de Can Gallina, que cuenta con varias barras y un coqueto comedor con pared de piedra. El gastrobar alberga otra grata sorpresa, un reservado con bodega a la vista en el que se pueden degustar sus exquisiteces en un espacio más íntimo.
Los vermuts musicales y las cenas temáticas son actividades que el local se plantea ofrecer los próximos meses y que completarán su creativa y deliciosa propuesta gastronómica.
Fotografía: Marta Becerra.