La Botifarra

Un nombre muy sonoro que hace referencia al origen catalán de su chef y propietario, Jorge Terol, que hace quince años decidió darle un vuelco radical a su vida y cambiar su trabajo de ejecutivo por otro que le permitiese vivir de una manera más relajada. Así, se embarcó en una aventura que le llevó a sustituir el ordenador por los fogones y por un continuo aprendizaje como cocinero autodidacta. Desde entonces, Jorge ha conseguido la calidad de vida que buscaba y sobre todo hacer de su local todo un referente, tanto por su original tapeo como por el hecho de prescindir de algo tan habitual como el aceite en su cocina.

Pero, ¿por qué guisar sin aceite? Jorge lo tiene claro y pregona a los cuatro vientos que sus ventajas son innumerables. Entre ellas, apela a una reducción importante de las calorías ingeridas, a un redescubrimiento de texturas y sobre todo a que, con esta forma de elaborar los platos, se respetan y no se disfrazan los sabores de los productos. Un producto que él mima como nadie. Por eso, cada mañana acude al cercano Mercado Central de Valencia a realizar la compra diaria, principalmente de carne, pescado y verduras o, lo que es lo mismo, de los tres pilares en los que se basa la oferta gastronómica de su genuino bar de tapas.

Así, para cocinar este buen producto y siempre en sustitución del aceite tradicional, Jorge utiliza limón, agua con especias, vino, cerveza o inclusive vermut. Unos perfectos aliados gastronómicos que dan como resultado platos tan suculentos como su famoso ajoarriero con láminas de almendras tostadas, las albóndigas de la abuela cocinadas con tomate y cerveza, las longanizas rellenas de roquefort, miel o habas cocinadas con vino blanco o el lacón de León a la pimienta con sal y pimentón. Pero, además, encontramos otros platos que sacan a los clientes una sonrisa por su peculiar nomenclatura como las patatas homenaje a Paris Hilton (patatas, jamón, huevo, queso, foie y cebolla crujiente).

Todos ellos elaborados en una pequeña cocina abierta al público que te permite, si tienes la suerte de sentarte en alguna de las dos mesas que dan la bienvenida a la taberna, comprobar la destreza de Jorge a la hora de emplatar cada una de sus propuestas y disfrutar, al mismo tiempo, de su carácter jovial y amigable. Sus tapas han sido ganadoras en varios certámenes celebrados en la ciudad, tal y como atestigua el reconocimiento colgado en la puerta del local del que nuestro especial cocinero presume con orgullo. Pero lo mejor, si decides cenar en La Botifarra, es dejarte aconsejar por Jorge ya que su carta nunca está cerrada del todo y puede sorprenderte con algún plato nuevo ya que como él mismo dice “me gusta preguntarle a los clientes qué les apetece y que me digan que les prepare lo que a mí me dé la gana”. Y decimos cenar porque el local únicamente está abierto al público en horario de cenas, aunque pueden abrir a mediodía por encargo a partir de ocho personas.

Por su céntrica y turística ubicación son muchos los viajeros que a primera hora de la tarde se toman su primera copa de vino o cerveza en La Botifarra para terminar allí cenando conquistados por el carácter de Jorge y convencidos de que han encontrado el lugar idóneo para pasar una velada gastronómica de lo más “typical spanish’. Pero los clientes valencianos también tienen allí su lugar y son fieles a una cocina original y sencilla y por qué no decirlo con algunos ‘toques de autor’.