La cocina italiana siempre ha gozado del favor de los españoles. Tiene muchos puntos en común con la nuestra. Al fin y al cabo dos cocinas mediterráneas que comparten ingredientes y filosofía. Por suerte, en los últimos años ha ido creciendo la relación de restaurantes cuya oferta gastronómica se acerca cada vez más a la autenticidad del recetario trasalpino.
Establecimientos muy ambiciosos en algunas ocasiones o lugares modestos, con menos pretensiones, pero con una oferta digna en la que también cobra importancia la relación calidad-precio. Este fenómeno es muy evidente en Madrid, donde hay muchos y buenos restaurantes que representan a aquella cocina. O mejor dicho, a aquellas cocinas. Porque al igual que ocurre con la española, es un error hablar de cocina italiana en general.
Cierto que desde los Alpes hasta las islas del Mediterráneo hay algunas características comunes, pero cada región de Italia tiene su propia gastronomía, muy diferente entre el norte y el sur. Y precisamente esa cocina del sur, una de las más atractivas, es la que encontramos en este La Tavernetta que hoy nos ocupa.
El recetario popular de las islas de Cerdeña y Sicilia es el que se impone en esta casa que ni es un sitio de moda ni responde a ese concepto de lo "fashion" pero que sin embargo tiene siempre abarrotados sus dos comedores con una clientela variada que va desde jóvenes estudiantes hasta ejecutivos o profesionales del mundo judicial que se dan cita en la vecina Audiencia Nacional.
La Tavernetta es heredera de la añorada Taverna Siciliana, una de las pioneras en ofrecer en Madrid una auténtica cocina italiana, alejada de los tópicos. Tras el cierre de esa Taverna, a finales de 2010, los dos socios propietarios se separaron. Uno, Ángelo Marino, puso en marcha otro buen restaurante como es Mercato Ballaró, mientras que el otro Ángelo, Loi en este caso, se quedó al frente de esta Tavernetta donde seis años después se sigue comiendo francamente bien. Un espacio sencillo y sin grandes pretensiones decorativas dividido en dos plantas. Arriba, una barra con mesas altas y un pequeño comedor. En el sótano abovedado, algo oscuro, un comedor más formal.
Lo importante es la cocina, con propuestas populares, muy auténticas, elaboraciones frescas y sabrosas con precios muy contenidos. Una carta breve que se completa a diario con sugerencias en función de la temporada. Son precisamente esas propuestas que los camareros cantan de viva voz lo más interesante de este restaurante. Muchas de esas recomendaciones del día tienen al pescado como protagonista, precisamente para adaptarse mejor a lo que cada día se encuentra en el mercado.
Platos muy gustosos y bien elaborados que rompen el tópico tan extendido entre nosotros de que en Italia no saben cocinar pescado. Desde luego en Sicilia y Cerdeña sí saben hacerlo, como demuestra Ángelo Loi en esta casa de comidas. Cocina marinera mediterránea, sabrosa y sugerente, con gran respeto por el producto, que en muchas ocasiones llega directamente de aquellas islas.
Entre esas sugerencias marineras podemos encontrar, por ejemplo, unos "malloreddus Carlofortina". Se trata de una pasta corta muy popular en Cerdeña, conocida también como los ñoquetis sardos, que se combina con atún fresco, pesto y tomate. Esos malloreddus se combinan también con otros ingredientes. Por ejemplo "a la campidanese", con un ragut de salchichas frescas picantes tradicionales también en aquella isla, en un plato rico y potente que en este caso si se encuentra en la carta.
Como en el resto de elaboraciones que la llevan, la pasta está perfectamente "al dente". Otras sugerencias pueden ser el cuscús sardo, que combina la sémola árabe con algún pescado. Por ejemplo congrio y berberechos. El último día probamos otro mar y tierra: un salteado a base de tomate cherry, calabacín y navajas. Rico de sabor pero con exceso de caldo en el plato y algo de arena en las navajas.
De los que se encuentran siempre en la carta, muy buena la caponata siciliana, ese guiso de berenjenas que en cierta forma recuerda a nuestros pistos por la combinación de verduras. Está hecha a la manera tradicional, con el tiempo necesario al fuego. Otras especialidades de la casa que nunca faltan son la burratina con verduras en escabeche y los espaguetis con albóndigas y genuina salsa de tomate, un homenaje a la cocina italoamericana. Muy buenas las dos. Y entre las carnes, otro plato muy popular en Cerdeña e inequívocamente mediterráneo, el conejo con aceitunas y laurel con el que Ángelo Loi recuerda la cocina de su madre.
Hay que dejar un hueco para los postres. Sobre todo si ese día hay "cannoli", un dulce típico de Sicilia que recuerda a nuestros canutillos rellenos. En este caso, la masa frita se rellena con una crema de ricotta. Si no los tienen, una buena alternativa es el tiramisú. En cuanto a los vinos, la carta es bastante breve, con buena presencia de blancos y tintos tanto sicilianos como sardos a precios amables que invitan a probarlos. Añadan un servicio amable y eficaz para completar una satisfactoria experiencia.