Ubicado en el centenario edificio de los Almacenes Vilardell, en pleno casco antiguo barcelonés, el Ohla Gastronòmic Bar revoluciona las raíces de la gastronomía, tanto las de la cocina catalana, que revisita y actualiza, como las de los horarios habituales de la restauración, con un servicio continuado desde las siete de la mañana hasta la una de la madrugada, de lunes a domingo.
Desayunar, comer, merendar, cenar o tomar un resopón. Cualquier momento es idóneo por gozar con las exquisiteces del chef Xavier Franco, galardonado el año 2005 con el premio al mejor cocinero joven catalán. Formado en el Racó de Can Fabes, Franco ha desarrollado una cocina que mantiene el recetario tradicional catalán, con platos como los callos con garbanzos y la esqueixada con olivas y tomate, demostrando una vez más que los clásicos serán siempre modernos.
Sin embargo, Xavier Franco no sólo hace gala de la esencia del pasado, sino que también se permite versionarlo, con delicias como la escalivada a la brasa con caballa marinada, el calabacín a la plancha con queso de cabra, las judías de Santa Pau con sepia y papada ibérica, las albóndigas con guisantes y los mejillones a la brasa con su salsa marinera fresca. Una vez se domina el arte, es cuando nace el estilo propio.
El Ohla Gastronòmic Bar evidencia que ir de tapas puede ser tan exquisito como comer con cuatro cubiertos a cada lado del plato. Fuera formalidades. Vamos a la raíz de la buena mesa, que es el goce del comensal. Un placer que proviene del restaurante vecino, el Saüc, reconocido con una estrella Michelin desde hace 4 años y dirigido también por Xavier Franco.
La carta del Saüc, ubicado una planta por encima del Gastronòmic Bar, es el origen de varios de los platillos que, en una versión más ligera, se sirven en el tapas-bar junto con una sesentena más de creaciones que maravillarán a quien, hambriento en mayor o menor medida, cruce el umbral de este establecimiento proyectado por los arquitectos Alonso y Balaguer, y que cuenta, en la fachada, con una vanguardista obra escultórica de Frederic Amat.
Del mismo modo que no hay hora para unas croquetas, unas gambas a la brasa o una tapita de tortilla de patata confitada y cebolla de Figueres, tampoco la hay para relajarnos tomando un Gin Tonic o un Dry Martini. La última sala gastronómica a las órdenes de Franco en el hotel Ohla es el Boutique Bar. Allí, los bartenders Giuseppe Santamaria y Massimo LaRocca pondrán el broche de oro final a vuestra visita culinaria. Venga, empecemos con un tequila Ocho Blanco, pepino, salsa de jalapeño, néctar de agave y zumo de lima.