Pintxoterapia

Una imagen divertida y un concepto claro. Así, con poco más, comenzó Rodrigo Castro en el mundo de la hostelería. Montando restaurantes y creciendo de una forma clara y sostenible; ofreciendo un producto variado a precios muy contenidos. Castro y su Pintxoterapia —repartido por los barrios de Goya, Hortaleza y Salamanca— ya forman parte de la ciudad de Madrid. Y no siempre ha sido fácil.

El empresario madrileño —aunque nacido hace 36 años en La Coruña—, que puso su granito de arena en el legendario Citizen de Marqués de la Ensenada, ahora vuela solo. Con las ideas claras. No puede ser de otra manera si detrás lo que tiene son ensaladillas, bravas, alitas, tacos y sus reconocidos cachopos.

Creativamente tradicionales

Castro se introdujo en el mundo de la restauración por unos amigos. Empezó con algo fuerte, el glamuroso Citizen de la plaza de Colón. Aquello fue un éxito, con un boca a oreja como no se recordaba en tiempo. En seguida el restaurante lo vendieron y se convirtió en el actual Pointer. “Ya allí vi que esto me gustaba. Así que comencé a emprender”, confiesa por teléfono.

El primer Pintxoterapia era un puesto diminuto en un centro comercial de San Sebastián de los Reyes. “Al final lo que terminó fallando fue el centro. Porque nosotros íbamos como un tiro”, comenta. Tras esta experiencia se lanzaría a abrir un local propio, apostando por la zona de Salamanca, en General Pardiñas. Un establecimiento que rápidamente se hizo fuerte por tener las ideas claras. “Somos creativamente tradicionales. Nos gusta el tapeo de siempre, pero si podemos le metemos un punch diferenciador”, apunta Castro, que tras Pardiñas abriría en Goya y San Lorenzo.

Pardiñas y cachopo XL

Visitamos su espacio de Pardiñas. Un lugar donde la madera, las mesas altas y el picoteo abundante son los que definen la sala. A Pintxoterapia se va a comer en abundancia, con una carta amplia y diversa, ejecutada en su cocina central, donde las elaboraciones se realizan a diario. Todo parte de una lista de compras unificada, por lo que tienen opción a producto mucho mejor y más rentable.

Entre sus especialidades no pueden faltar algunos básicos. Entre ellos sus deliciosas croquetas de boletus y jamón ibérico, el original risotto con setas y trufa, los contundentes huevos rotos con velouté de jamón, las patatas revolconas, con ese punto picantón único; el especiado hummus libanés o las alcachofas fritas con foie, directamente de Tudela. Todo eso es perfecto, si se quieren probar diferentes entrantes.

Sin embargo, es necesario dejar hueco para clásicos como la hamburguesa Jagermeister y su salsa compuesta de 56 ingredientes o el cachopo, con jamón iberico y queso havarti, de leche de vaca cruda originaria de Dinamarca.

Para terminar, algo de dulce. Son básicos su coulant de chocolate con helado de vainilla, la maceta de chocolate o la brownilleta, un brownie con galleta de un tamaño descomunal. Y si hay más hueco, no puede faltar la tarta de queso semilíquida. Una delicia.

En definitiva, Pintxoterapia tiene todos los mimbres para perpetuarse. En breves, abren local en Alcobendas. “Si, queremos expandirnos de forma racional. Ya he franquiciado algunos locales y vi que no era el camino”, recuerda. Mejor así, controlando el producto y el resultado. Girando la vista al pasado, pero actualizando recetas y trayéndolas al presente. Siendo divertidos y asequibles. ¿Acaso se puede pedir más?