Can Cordons se encuentra en Riudarenes, en plena comarca de la Selva, a veinte minutos de Girona y de la Costa Brava, en una masía en medio del pueblo y con vistas a la antigua iglesia. El proyecto lo encabeza Pau Turon, un joven de 22 años con muchas ganas de sacar adelante un restaurante de cocina casera, de proximidad, con producto de la comarca y con pinceladas de creación propia.
Pau nació entre fogones, platos y recetas. Su abuelo tenía un restaurante también en Riudarenes, y su abuela era la cocinera. Así que desde pequeño pasaba las horas ayudando a servir mesas o en la cocina. "Mi abuela me lo enseñó todo", asegura Pau. Cuando murió, el negocio cerró, y Pau y sus padres decidieron encargarse de Can Cordons, que en ese momento se traspasaba.
Can Cordons es una masía antigua, con pequeños comedores (y alguno mayor para los grupos), con una terraza muy acogedora y tranquila, que abre las noches del fin de semana y que invita a prolongar la velada. A pesar de haber estudiado cocina y haber hecho prácticas en el restaurante Divinum de Girona y un stage en el Celler de Can Roca (tres estrellas Michelin), Pau Turon es ahora jefe de sala, aunque acabe haciendo un poco de todo: relaciones públicas, idear platos nuevos y elaborar los postres. "Me gusta mucho crear o reinventar recetas, combinar nuevos ingredientes... aunque la base es siempre la cocina que me enseñó mi abuela". Su padre, Xavier, es el cocinero y están en perfecta sintonía, en un proyecto familiar que transmite ilusión y profesionalidad.
Can Cordons ofrece platos caseros y mucha brasa. Lo básico, lo elemental, es el producto, de proximidad y kilómetro 0. De hecho, Can Cordons está cerca de Can Batallé, una cárnica que puso en valor el cerdo Duroc y que les proporciona esta carne. El resto (cordero, solomillo, cabrito, etc.) se lo suministra el carnicero del pueblo, mientras que el entrecot viene de Vidreres... Incluso las mongetes (alubias) de Santa Pau (mongetes menudes, como las llama Xavier), son de la cosecha de un vecino. "De esta forma todo es fresco y de muy buena calidad", afirma Pau.
El carpaccio de manitas de cerdo (delicado, suave) es uno de los platos más solicitados. Se come caliente, para que la carne, que previamente se ha hervido con diferentes verduras, tenga mejor textura. Se sirve deshuesado, cortado finamente, acompañado de pan. De primero también se pueden elegir ensaladas, botifarra de perol salteada con frijoles, buñuelos de bacalao (repletos, sabrosos), calamares a la andaluza o croquetas de asado. De segundo, la oferta es también muy atractiva: magret de pato a la brasa, bacalao a la muselina de almendras (una evolución de la muselina de ajo), bacalao a la miel, o el secreto Duroc (un cerdo a medio camino entre el blanco y el ibérico), con distintas salsas y guarniciones, además de todo tipo de carnes a la brasa.
Originales coulants
Las recetas son todas de la abuela, pero con innovaciones de Pau. "Lo que más me gusta es crear y probar cosas nuevas". Un ejemplo de esta curiosidad son los coulants. Pau quiso huir del tradicional coulant de chocolate y ofrece uno de avellanas, realmente sorprendente por la pureza de su sabor. También ha creado uno de queso y uno de pistachos. Espectaculares. Tanto, que Pau explica que hay mucha clientela, sobre todo joven, que viene a probar sus coulants.
Por eso, con dos socios más, está trabajando en la creación de un proyecto, que se llamará 3 Marrecs, con el objetivo de comercializar coulants originales para hostelería y comercio.
Pero para quienes no sean fans de los coulants, la carta de postres sigue siendo muy apetitosa: melosa de chocolate (entre un brownie y una mousse) con ratafia; pastel de queso, crema catalana, flan de huevo...
Magnífica relación calidad precio
Can Cordons ofrece a diario (excepto fines de semana) un menú muy atractivo de 17,5 euros y los sábados y domingos, a carta, el precio oscila entre 25 y 30 euros. Unos precios muy asequibles por un producto de calidad con generosas raciones.
El restaurante abre de domingo a miércoles, de 13 a 15 h y viernes y sábados, además, de 20 a 22 h. En verano Can Cordons abre la terraza las noches de los fines de semana para disfrutar de la tranquilidad de este pequeño pueblo de la Selva y poder prolongar la sobremesa con una copa después de cenar.
Fotos: Martí Artalejo
Plaça del Diumenge, 5
Riudarenes Girona
España