Laura y Marta Benito llevan más de 30 años sin separarse la una de la otra. Siempre han compartido colegio, amigos, carrera y aficiones. Como a ellas les gusta decir son el ‘cap i cua’ (cabeza y cola) de un todo que les mantiene unidas desde el mismo momento de nacer. Y ahora, a su historia tanto personal como profesional, han añadido un nuevo capítulo: la reciente inauguración de Casa Capicúa. Un proyecto ilusionante que nace de Capicuagastro, el catering con el que se hicieron un nombre en Valencia y se dieron a conocer.
Confiesan que el amor por la cocina les viene de familia. Su padre, abogado de profesión, y su madre, profesora, se lo inculcaron desde siempre. Y así fue como las pequeñas pinches de aquel entonces aprendieron, a fuego lento pero sobre todo con paciencia y mucho cariño, la base de su cocina tan característica. Dicen que la vida da muchas vueltas y en su caso esta frase se cumple a la perfección. Estudiaron derecho, e incluso opositaron durante varios años, pero un día le hicieron un favor a una amiga montándole un catering y este fue el pistoletazo de salida que les cambió la vida. De ahí, el resto de servicios vinieron rodados, y nunca mejor dicho, ya que se especializaron en rodajes de cine y en campañas de moda de primer nivel.
Lo que hacían gustaba, y mucho, así que decidieron darle forma a un proyecto mucho más ambicioso. Así bajo las premisas de una cocina casera de calidad y de dar visibilidad a un barrio como el de la Roqueta, olvidado a nivel gastronómico, nace Casa Capicúa. Ellas lo tienen claro, a su cocina artesanal se une la creatividad y las ganas de hacer bien las cosas. Así, nada más entrar por la puerta llama poderosamente la atención una vitrina llena de delicias dulces todas recién horneadas. Encontramos la tradicional coca de llanda o el bizcocho marmolado, además de una repostería más internacional como el brownie, las cookies, el babka o el rugelach, muy típicos en Europa del Este.
En su apartado salado, destacan los completos sándwiches como el de pollo adobado, tomate seco, pepinillo agridulce, mayonesa de mostaza y rúcula, y las cocas de pisto o verduras, foccacias y quiches cocinadas siempre a dúo. Todo ello elaborado con productos de proximidad que adquieren diariamente tanto en el Mercado Central de Valencia como a pequeños proveedores locales. De reciente incorporación, cabe destacar su menú del día compuesto por un entrante, normalmente crema o ensalada, un plato principal, equilibrado y donde destaca la presencia de verduras y legumbres, y un postre casero. Este menú puedes disfrutarlo a mediodía de martes a sábado. Y en éste cobran especial protagonismo las albóndigas que preparan todas las semanas variando la salsa que las acompaña. Su generoso tamaño pero principalmente su delicioso sabor y la jugosidad de la carne, son un pilar fundamental y un reclamo de Casa Capicúa.
Además, dentro de los objetivos de las hermanas Benito, está que su local ofrezca un programa de eventos culturales que incluirán talleres de lectura, exposiciones, catas diversas, workshops gastro y encuentros divulgativos. Todo ello enfocado a que el barrio donde se ubica se convierta en un nuevo punto neurálgico de la cultura de la ciudad.
Una interesante propuesta que se enmarca dentro de un interiorismo que habla por sí solo, firma de Carmen Baselga. En él se mezclan los tonos azulados y tierra que hacen referencia al mar y la huerta. Llama poderosamente la atención el mar de peces azules de cerámica valenciana que cuelgan del techo claramente inspirados en el Mediterráneo.
Una suerte contar en Valencia con estas cuatro manos que, como no podía ser de otra manera, hacen que el resultado de su cocina sea doblemente bueno.