Abe's

Pero nadie, absolutamente nadie, hacía presagiar esta circunstancia cuando en el 2014 montaron un ‘club gourmet’ en el chalet de los padres de Abe. Todos los viernes, cuando terminaban sus estudios, iban a comprar los productos con los que experimentaban cada fin de semana en la vivienda familiar. Eran un grupo de dieciséis amigos, todos ellos amantes de la gastronomía, aunque Roberto Rodríguez, actual chef, era el único que por aquel entonces se estaba formando en cocina.

Pero, como el propio Abe cuenta, esta experiencia se les fue de las manos. Se dieron a conocer en las redes sociales y, además, el boca a boca también hizo que el chalet se convirtiera en un restaurante clandestino donde empezaron a servir cenas los fines de semana. Entonces, lo vieron claro, debían abrir un espacio gastronómico donde dar rienda suelta a la que se había convertido en su pasión.

Este grupo de cinco valientes buscó un local en su pueblo natal y empezaron de cero. Este fue el origen del actual Abe’s. Un restaurante donde se plasma a la perfección, tanto en carta como en sala, la frescura innata de estos jóvenes. Roberto es el que manda en cocina y el resto se ocupan de sala, proveedores y alguna que otra reforma que requiera el local. Nada aquí es consecuencia del azar, todos ellos son conscientes de la importancia que tiene cuidar todos los detalles. Por eso en Abe’s encontramos una decoración muy estudiada, un trato al cliente eficiente y cercano y una carta sencilla y sin pretensiones pero muy bien elaborada.

Como base, una cocina de carácter mediterráneo con toques fusión donde las hamburguesas son el plato estrella. Pero no hablamos de hamburguesas al uso ya que todas ellas incorporan una receta cocinada que las hace únicas. De esta manera, hay seis variedades distintas. Como consejo, no os perdáis la Moctezuma a base de carne de ternera, chili con carne, pico de gallo, queso cheddar y mayonesa de aguacate; imperdible también la hamburguesa Ana’s de ternera, revuelto de huevo Estados Unidos, mayonesa, kétchup especiado, queso havarti, cheddar y bacon caramelizado.

Y es que en sus propuestas no faltan los guiños a la cocina internacional. De hecho, en sus menús de mediodía suelen hacer la ya conocida como ‘vuelta al mundo’, caracterizada por un recorrido gastronómico por diferentes países fusionando la cocina de estos con nuestra tradición culinaria.

Esta mezcla da lugar a su carta de bocadillos que van desde la tradicional brascada o chivito a otros más exóticos como el sunan, con pollo, salsa de aguacate y salteado de setas Portobello, maíz y cebolla; o el bocata cubano de aguja de cerdo Duroc, pepinillo dulce, queso emmental, mostaza y bacon ahumado. Ahí es nada.

Para acompañar estas delicias, nada mejor que las patatas Abe’s, fritas y acompañadas con salsa tikka, masala, crema de yogur y cordero; o el ajoarriero con pulpo, al estilo de Cuenca, que incorpora bacalao desmigado y puré de patata. Como toque final, está servido con mayonesa de oliva y pulpo.

Y deja hueco para el postre porque las distintas variedades de vasitos dulces, que te ofrece en directo el personal de sala, son caseros y hechos diariamente por una pastelera artesana. Solo como ejemplo, la tarta de queso con membrillo y bizcocho de almendra o la crema pastelera con chocolate y merengue.

Nos encontramos ante un restaurante consolidado y, sobre todo, ante un grupo de emprendedores y amigos que no dejan de soñar. Por eso, su próximo reto ya tiene nombre propio: Donna. Un espacio, con toques italianos, del que seguro muy pronto os hablaremos.