35 años de esfuerzo, sacrificio y logros son la definición perfecta para representar a Almijara Casual Bar, un restaurante que comenzó como un humilde “bar de barrio” y que ha evolucionado hasta convertirse en un referente gastronómico en Málaga, sin perder en el camino su esencia gastronómica durante tantos años de historia.
Con un equipo unido y comprometido con el trabajo diario, su chef, José Andrés Jiménez, ha sabido combinar lo tradicional de la cocina que siempre ha elaborado, con innovación y técnicas vanguardistas, creando un espacio donde la cocina de autor ha creado una sinergia perfecta con la cercanía de la clientela en su barrio.
35 años de pasión, trabajo y constancia en cocina
El viaje de Almijara Casual Bar comienza en 1993, cuando José Andrés, apenas un adolescente de 13 años, se ve obligado a ayudar en el negocio familiar.
Su madre, la cocinera del local por entonces, le enseñó desde muy joven el valor del trabajo duro. "Empecé de camarero, lavando platos y limpiando mesas. Ayudaba en todo en lo que podía echar una mano", recuerda José Andrés.
Aunque comenzó como un ayudante más en el negocio, José Andrés destacó muy rápido debido a su dedicación y la pasión que mostraba por la cocina. A los 16 años consiguió su primer contrato en el restaurante, regentado entonces por otros propietarios. Este es, sin duda, el momento clave que marcará el devenir de una vida ligada a la cocina. José Andrés decide abandonar los estudios y volcarse por completo en la hostelería.
En el año 2000, tras cuatro años de duro trabajo, consigue la propiedad del restaurante y comienza a forjar su propia historia al frente de Almijara.
Una carta en constante evolución
Lo que nace como un simple bar de barrio que servía desayunos a los vecinos, rápidamente se transformó en un espacio gastronómico que no dejaba de crecer e innovar. La carta, inicialmente basada en platos sencillos y tradicionales, como albóndigas o guisos de atún encebollado, comenzó a evolucionar cuando José Andrés decidió tomar los galones y comenzó a trabajar en la cocina. "Probamos varios cocineros, pero ninguno logró encajar. Así que decidí ponerme al frente de la cocina y, desde ese momento, no he dejado el puesto", comenta.
La apuesta por la formación continua y la innovación ha sido la clave en su éxito. "Siempre seré un eterno aprendiz. La cocina nunca deja de sorprenderme y es por eso por lo que, hoy en día, sigo formándome como un alumno de cocina más", afirma José Andrés, quien se mantiene actualizado con talleres y estudios de cocina a distancia.
Hoy, su menú refleja una fusión de lo tradicional con lo moderno, con platos como sus bravas con mahonesa de kimchee, togarashi y siracha, la carrillada de cerdo ibérico cocinada al chup chup en Pedro Ximénez y acabada con mole, o algunos de sus individuales, como el camperito de atún con mahonesa de anguila furikake y papada de bellota o el bao de campo con remolacha, zanahorias, cebolleta chiná y pimiento amarillo.
De bar de barrio a restaurante gourmet
Almijara Casual Bar mantiene ahora el equilibrio perfecto entre lo clásico y lo innovador. "Es un bar de barrio venido arriba", comenta con orgullo José Andrés. La clave de su éxito radica en saber atender a dos tipos de clientes: los de toda la vida, que siguen disfrutando de la tradición, y los nuevos, que buscan algo distinto. “Hoy día, la competencia que hay es infinita. Para mantener y atraer debemos fusionar dos mundos completamente distintos. Debemos reinventarnos cada día sin perder de vista el tipo de cocina que nos ha hecho llegar a donde estamos hoy”.
Almijara no solo cuida la calidad de sus platos, también apoya a proveedores locales, colaborando con pequeñas empresas malagueñas para ofrecer productos frescos y auténticos.
Todo esto se ha traducido en un amor infinito por parte de sus habituales, pero también en el reconocimiento de guías gastronómicas y galardones, obteniendo un Solete Repsol y un lugar destacado en la Guía Macarfi, premios que, según José Andrés, solo son un recordatorio de que "al día siguiente todo vuelve a empezar y hay que seguir haciendo las cosas igual o mejor que ayer".
Sin perder sus raíces
Almijara Casual Bar, 35 años después de su apertura, sigue siendo un ejemplo de cómo un negocio familiar puede adaptarse a los tiempos sin perder sus raíces. Con trabajo, esfuerzo y una constante evolución, José Andrés y su equipo, su mujer, Vanesa Moreno, como jefa de sala, y Lucas Molina, más que un camarero para el chef, continúan ofreciendo una propuesta gastronómica de calidad, siempre fiel a sus orígenes. ¿La receta del éxito? José Andrés la tiene clara, “trabajar, trabajar y trabajar”. Sin duda, el futuro del restaurante sigue siendo tan prometedor como su historia.