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Victoria y Jaume llevan más de una década caminando a la par, en lo profesional y en lo personal. De ahí que hayan bautizado así a su restaurante, Alapar. Situado muy cerca de la plaza de España de Barcelona y de Montjuic, el local fusiona cocina mediterránea y asiática. "Partimos de guisos tradicionales, cocina de chup-chup, junto con platos asiáticos", cuenta Victoria Maccarone, dueña del local, junto con su pareja, Jaume Marambio, exjefe de cocina del estrellado Pakta, el famoso restaurante nikkei de Albert Adrià.
Es precisamente en el local que ocupó en su día Pakta donde levantaron los cimientos de Alapar hace casi dos años. Lo hicieron como una izakaya mediterránea, es decir, como una taberna típica japonesa, aunque ha evolucionado hacia un espacio gastronómico que sirve piezas originales y elaboradas.
C/ Lleida 5
08004 Barcelona Barcelona
España
Menú degustación con 18 propuestas
El nigiri de rodaballo al pilpil, los guisantes a la brasa con coliflor y trufa, el maki de calamar y erizo de mar y el fricandó de secreto de atún son algunas de las creaciones del menú degustación, que incluye 18 propuestas, cuesta 85 euros y puede disfrutarse cualquier día de la semana (excepto martes y miércoles, los días que cierra el local).
Maccarone destaca el montadito de calamar, que elaboran con un brioche a la brasa, panceta ibérica, yema de huevo y, por encima, sashimi de calamar, nori y pimentón de la vera. "Es el plato estrella, y uno de los primeros del restaurante", cuenta. Otra pieza icónica de Alapar es el suquet de salmonetes, que acompañan con miso blanco, y los nigiris. "Empezamos con cinco, pero tuvieron mucho éxito. Tratamos cada nigiri como un snack especial", explica la copropietaria.
Entre las propuestas del menú degustación también se encuentra un maki de calamar con erizo de mar y un aliño japonés o el takoyaki relleno de fricandó con trufa. En clave de postres, esta propuesta gastronómica incluye un kakigori de mango, crema de vainilla y sésamo blanco y un mochi a la brasa relleno de chocolate con helado de aceite de oliva.
Una original degustación que puede disfrutarse en una de las mesas el local, con capacidad para una treintena de personas y decorado con madera, baldosas y tonos tierra, o bien en la barra. Quienes se sienten ahí podrán ver al chef cocinar y servirles directamente los platos.
Nigiris, ostras y postres japoneses
Fuera del menú, la carta del local incluye montaditos, nigiris, ostras, platos y opciones para compartir, como la codorniz con parmentier de patata y pan a la brasa. En el apartado de postres, destaca el mushipan, un dulce típico en Japón similar a un bizcocho. Este colorido bocado es como una nube de yuzu rellena de crema de chocolate, con yuzu, cacao y matcha por encima.
Una golosa propuesta que pone el broche final a esta experiencia gastronómica en un local al que suelen ir parejas y grupos de seis personas como máximo, para preservar el ambiente agradable y tranquilo que se respira.
Fotografías: Lluis Palomino
/ Otros De Fusión.
