La calle Recoletos, pese a su corto trazado, es una de las de mayor concentración de restaurantes de Madrid. Una oferta variada que va de establecimientos informales o asadores hasta cocinas foráneas como la tailandesa, la mexicana o la marroquí. Se une ahora esta casa de comidas, recién abierta, que apuesta de manera decidida y sin complejos por una cocina muy tradicional que se completa con un equipo de sala muy profesional. Nada más entrar, una amplia barra con cocina ininterrumpida permite tomar un aperitivo o picar algo de manera informal a lo largo de la tarde. En la planta sótano se han aprovechado las antiguas carboneras abovedadas y de ladrillo visto del edificio para montar una especie de club en el que, a partir de las nueve de la noche, se pueden tomar cócteles de autor en los que se utilizan como ingredientes vinos generosos, chacolí vasco o sidra.
En la carta de Casa Alicia no hay sitio para la sorpresa. Mucho producto en preparaciones sencillas y platos que recogen la tradición de las populares casas de comidas madrileñas. Ahí están, como entradas, una muy buena tortilla de patata, los torreznos de cerdo ibérico, las croquetas cremosas, diversas salazones y embutidos ibéricos, o un breve apartado de mariscos que incluye desde camarón gallego hasta gamba roja de Garrucha. De esa primera parte de la carta probamos también una ensaladilla de marisco simplemente correcta. Nos llama la atención un apartado de escabeches caseros. Pedimos el de jurel, pero estaba recién hecho y aún no podía servirse por lo que optamos por el de perdiz. Una pieza escabechada entera que el maitre se ocupa de trinchar con profesionalidad. No nos convence. Demasiado seca la carne y bastante plano de sabor el escabeche. Necesita una revisión.
Todo lo contrario nos ocurre con los platos de cuchara, que están muy logrados. Estupendos los garbanzos con bacalao, lo mismo que unas lentejas con oreja. Se agradece ver también en la carta unos sencillos huevos fritos, bien con pisto, bien con patatas fritas. Y algunos guisos como los callos, que aquí hacen con garbanzos, lejos de la tradición madrileña, o el rabo de toro estofado. Para carnívoros, varias piezas al carbón, como la chuleta, el lomo alto o el solomillo de vaca, a las que se une algún corte de cerdo ibérico. El día de nuestra visita era lagarto, esa pieza tan cotizada. Impecable de punto en las brasas y acompañada de unas muy buenas patatas fritas.
En cuanto a los pescados, van variando cada día en función de la oferta en el mercado. El otro día se ofrecía bacalao, lenguado, merluza y rape. Como peculiaridad, esos pescados se elaboran al gusto de los clientes, que no tienen más que indicar su receta favorita. Probamos unas excelentes cocochas de merluza, que pedimos a la romana. Perfecto el rebozado, ligero y sin grasa, y muy jugosas las cocochas. Por lo general en la cocina de esta casa se acierta con los puntos.
Postres caseros que mantienen la línea tradicional de los platos anteriores. Flan de huevo, arroz con leche o tarta de manzana son algunas de las opciones. Con un punto más de sofisticación, unas crepes Suzette que el maitre elabora con profesionalidad a la vista del cliente. Uno de esos postres que lamentablemente, por su complejidad, van desapareciendo de nuestros restaurantes. Estas están francamente ricas. Se completa todo con una aceptable carta de vinos, bastantes de ellos por copas. Un buen sitio este Casa Alicia que enlaza con la tradición gastronómica de Madrid y mantiene alta la bandera de las casas de comidas populares.
Calle de Recoletos, 7
28001 Madrid Madrid
España