Carme atiende detrás del mostrador, habla con una clienta y organiza unas bandejas de comida casera. Ella, junto con su hermano Óscar, son el alma mater de Casa Pepe (también formaba parte de este proyecto familiar José María, hermano de ambos, fallecido hace un año y medio).
Casa Pepe toma su nombre de Josep Agustín Pons, padre de Óscar, Carme y José María. Josep, con ayuda de su padre, montó esta tienda gourmet en la calle Balmes, 377. Corría el año 1947 y el local supuso la instauración en Barcelona de un nuevo concepto de charcutería. Además de vender embutidos, quesos y platos elaborados, poco a poco, la tienda incorporó mesas para hacer degustación de productos.
Plaça de la Bonanova, 4
Barcelona Barcelona
España
Popular por sus productos y el buen trato
Josep Agustín murió en 1981 y sus tres hijos se hicieron cargo del negocio, que crecía y ganaba popularidad por la calidad de sus productos y el buen trato recibido. En 1997, abrió las puertas Casa Pepe en la plaza Bonanova. Un restaurante con capacidad para unos 80 comensales, que da la bienvenida con un aparador de exquisiteces gastronómicas, como jamones de primera calidad.
Ahora se cumplen 75 años de la apertura de la charcutería de Balmes, que sigue siendo un referente en Barcelona y fuera de la capital catalana. "La honestidad es la clave del éxito, junto con el mimo y el cuidado que damos al producto. Intentamos que la gente se sienta como en casa", cuenta Óscar. Jamones y quesos que deleitan el paladar, lomos de salmón, carne gallega de primera calidad o cecina de León son algunos de los productos gourmet que podemos encontrar en los dos restaurantes.
También tapas y bandejas con elaboraciones caseras que entran por la vista y seducen al estómago. "Cocinamos platos de chup chup, cocina de la abuela. Nuestras raíces vienen de Tarragona y allí se guisa a fuego lento y las recetas son muy tradicionales", detalla Carme. "Aquí preparamos los platos que uno cocinaría en su casa si tuviera tiempo", añade.
Ejemplo de ello son los calamares rellenos de butifarra, huevo duro y las patas del calamar, picadas a mano. Un plato para chuparse los dedos que lleva un largo proceso de elaboración. A esta propuesta casera y elaborada con producto de mercado se suman otras muchas, como la sepia estofada, que cocinan durante una hora y media, los canelones, las espalditas de cabrito, acompañadas de patatas, cebolla y tomate, el salteado de carne con pimientos del padrón y vino flameado o el bacalao con samfaina. A diario también elaboran un plato del día, que puede incluir butifarra, arroz o fricandó, entre otras propuestas.
La tortilla de patatas, una de las mejores de Barcelona
Las tapas tampoco faltan en la carta de Casa Pepe. Las croquetas, la ensaladilla rusa, los callos y la tortilla de patatas siempre son un excelente reclamo. Esta última, sin duda, es una de las mejores de Barcelona.
Como broche final, preparan varios postres caseros a la altura de sus cuidadas elaboraciones. Este es el caso de la tarta Sara, un esponjoso bizcocho de crema de mantequilla recubierto de almendras laminadas.
Las dos tiendas-restaurante Casa Pepe ofrecen cocina abierta durante todo el día, por lo que resulta un lugar idóneo para tomar un buen desayuno, una comida o una cena en pareja o entre amigos. Ambos locales comparten recetas y sirven lo mismo. Cuentan con una clientela muy fiel, tanto de Barcelona como de fuera, que disfruta de sus productos gourmet o de sus elaboraciones caseras.
Muchos de ellos compran platos para llevar y alguno de sus productos gourmet, que incluyen aceites, conservas, mermeladas o pasta italiana de primera calidad, entre otros muchos. El jamón es el producto estrella. "Es lo que más compra la gente", destacan los hermanos. Asimismo, Casa Pepe dispone de un servicio de catering con propuestas estándar o personalizadas, una opción ideal para cualquier evento.
Fotos: Marta Becerra