Me recibe la jefa de sala con una sonrisa sincera y me ofrece una mesa en el interior del local. Es un día caluroso así que el aire acondicionado se agradece mucho. Bebo una cerveza bien fría y miro a mi alrededor observando el interior de Cor Barra i Taula, el restaurante conocido por su cocina mallorquina cosmopolita.
El local se compone de dos plantas y dos estilos diferentes. La planta principal tiene una gran barra que rodea toda la zona de ejecución de platos y servicio de bebidas. Noto el ritmo frenético y la compenetración entre sala y cocina. Esta planta es ideal para entretenerse mirando cómo preparan algunas tapas y poder compartir un par de platillos.
La planta superior es más colorida. Lámparas de diseño, sofás y sillas de terciopelo. Mesas montadas. Y luz, mucha luz. Lo que está claro es que ya sea en la primera o la segunda planta, en Cor Barra i Taula la cosa va de compartir, y eso me gusta.
Hay gente de todas las edades. La música es agradable y el servicio, amigable y muy atento. Se está a gusto. A mi derecha tengo una pareja de ancianos disfrutando de cada mordisco que dan. Parecen adolescentes viviendo el momento sin ninguna preocupación, y me fijo con las alcachofas que les acaban de servir. Un plato que seguro pediré.
Cor Barra i Taula está ubicado justo en la esquina frente el Mercado del Olivar. Desde mi mesa veo los clientes del mercado pasar con cestas llenas. Un ambiente que no me puede gustar más estando en este restaurante de cocina de mercado.
La carta se compone de muchos entrantes y aperitivos. Pedimos una Gilda de anchoa para abrir boca y seguimos con las bravas - Patató valent-, hechas con patatas baby mallorquinas. Con piel y chafadas a mano. Son crujientes por fuera y tiernas por dentro, y llevan salsa en cada una de las patatas, así que aquí todos los bocados son una delicia.
Siempre se ha dicho que para saber si se come bien en un restaurante, uno debe pedir ensaladilla rusa. Y esta, aparte de estar riquísima, tiene una presentación de diez. Los palitos de pan, grandes y tostados, hacen que nada más lleguen los platos a la mesa uno quiera empezar por la ensaladilla.
Seguimos con las alcachofas a la brasa con pesto de tomates y almendras mallorquinas. Fáciles para compartir y fáciles de comer. Un plato para disfrutar de la esencia de Santi Taura y su cocina arraigada a nuestra isla.
Solo nos falta el último y deseado bocado. Mini bocadillo de calamares. Este es el nombre que aparece en la carta. Así que en mente tenía el clásico bocadillo de calamares, pero cuando llega el camarero aparece con un bocadillo mucho más fresco y diferente. Saliéndose de lo aburrido. El bocadillo lleva un toque de menta y lima que le va fenomenal al calamar rebozado. Da gusto ver como una receta de toda la vida puede dar un giro tan sorprendente.
Así es pues la cocina de Cor Barra i Taula, llena de sabores tradicionales ofrecidos de manera más informal. Recordando las raíces de Mallorca, con propuestas nacionales y algunas sugerencias de productos de temporada.
Como su nombre dice, Cor, es cocina hecha con amor y corazón.