En la puerta de La Uva Jumillana casi siempre hay gente. El hecho de que unas mesas altas en forma de barriles den servicio en el exterior y que los camareros dispongan los platos en bandejas de usar y tirar, ha hecho que poco a poco la clientela se acostumbre a pedir en la barra y a tomárselo fuera.
En el interior también hay mesas altas para quien prefiera estar a resguardo. Aunque el local es una de las bodegas más antiguas de Cartagena convertidas en un bar de tapas con un fuerte aroma andaluz, su propietario, Miguel, un joven empresario con la idea de dar calidad en todos sus productos, ha querido mantener la esencia de este singular espacio de la ciudad portuaria. La cocina está a la vista para que los comensales puedan ver cómo van elaborando los platos de la carta.
El único truco que se guardan son algunas combinaciones caseras como la salsa de las bravas. Después, son unos camareros uniformados, ágiles y rápidos los que dan movimiento a la barra. De las tapas más demandadas destacan los buñuelos de bacalao, las citadas patatas bravas con la salsa secreta de la casa, las empanadillas fritas y las chips de berenjena con miel de caña, todas ideales para acompañar una cerveza o alguno de los vinos y licores de que dispone el local colocados en barriles de madera.
Todos los ‘chatos’ por un euro. “No queremos perder la esencia de la bodega. Para Cartagena este espacio es muy importante y, aunque hemos reformado todo el interior, la bodega sigue siendo muy identificable”, asegura Miguel García, propietario de la Uva Jumillana.
Los combinados y cócteles para el aperitivo también forman parte de este singular local de tapas. La Paloma, el Reparo, la Cavernera o el Negroni son fruto de la combinación de los diferentes barriles que decoran la parte alta de la barra. Las raciones de calamares ‘al estilo de la casa’ o el nuevo Taurino –medio bocadillo de calamares– son algunas de las ofertas que en la actualidad más adeptos ha conseguido. “La Uva Jumillana es un local de paso obligado.
El económico precio de las tapas y el buen ambiente que se respira lo hace único”, afirma García. A pesar de que hay una buena parroquia de bebedores de vermú con sifón, en la Uva Jumillana hay una gran tradición de cervezas, siendo uno de los locales que más cerveza gasta de toda Cartagena. Sobre todo, además del interés cultural que tiene de por sí la Semana Santa de la ciudad, el bar hace las veces de avituallamiento para los costaleros que portan los tronos.
Al terminar de probar las estupendas tapas, os recomiendo que crucéis la calle y rematéis la faena con una anchoa o salmuera en La Fuente, un local que regenta también Miguel y que es un buen punto y final a una tarde de tapas.